JOURNEY
24 de marzo 2007. Sala La Riviera
Muchos años esperando la cita del pasado 24 de marzo de 2007, muchos años esperando tener en nuestro país y más aun en nuestra ciudad a una de las bandas más grandes de la historia de la música (no sólo del A.O.R., su mucho más que A.O.R.), y por fin nuestro anhelo se vio cumplido. JOURNEY estaban en Madrid para ofrecernos dos horas largas de magia hecha música, de clase, de elegancia, de fuerza, de versatilidad, de sentimiento, en definitiva, un sueño hecho realidad para la mayoría de los que abarrotamos La Riviera, a pesar de los temores de los promotores (por cierto, “gracias” por no acreditarnos después haber entrevistado al grupo, haber organizado una fiesta posterior y haber anunciado el concierto hasta la saciedad, en fin Journey están muy por encima de cualquier promotor y lo mínimo que podemos hacer es reflejar como fue el concierto a pesar de las nulas facilidades que nos ofrecieron. Gracias de verdad a Rafa Basa por cedernos las fotos).
Muchos años esperando la cita del pasado 24 de marzo de 2007, muchos años esperando tener en nuestro país y más aun en nuestra ciudad a una de las bandas más grandes de la historia de la música (no sólo del A.O.R., su mucho más que A.O.R.), y por fin nuestro anhelo se vio cumplido. JOURNEY estaban en Madrid para ofrecernos dos horas largas de magia hecha música, de clase, de elegancia, de fuerza, de versatilidad, de sentimiento, en definitiva, un sueño hecho realidad para la mayoría de los que abarrotamos La Riviera, a pesar de los temores de los promotores (por cierto, “gracias” por no acreditarnos después haber entrevistado al grupo, haber organizado una fiesta posterior y haber anunciado el concierto hasta la saciedad, en fin Journey están muy por encima de cualquier promotor y lo mínimo que podemos hacer es reflejar como fue el concierto a pesar de las nulas facilidades que nos ofrecieron. Gracias de verdad a Rafa Basa por cedernos las fotos).
Y como todas las crónicas son subjetivas, aun basándose en los hechos que vivimos, tengo que decir que a mi el concierto por todo lo que me transmitió y por lo que me demostraron los músicos me pareció sencillamente IMPRESIONANTE. Muchos iban con la mosca detrás de la oreja de cómo lo haría Jeff Scott Soto ocupando el lugar del insustituible Steve Perry que por desgracia parece que no podrá volver a deleitarnos con su mágica voz, e incluso por este mismo motivo algunos se quedaron en casa (además de por el elevado del precio de la entrada), y en mi modesta opinión Soto cumplió más que de sobra, adaptando su voz a los tonos del grupo de forma muy notable y evidentemente mostrándose como siempre entregado y apasionado en escena, dando su toque personal en ocasiones, como no podía ser de otra manera.
Si a esto unimos que Deen Castronovo además de ser un auténtico animal en la batería, también es capaz de cantar con una increíble y fina voz a algunos de los temas lentos acercándose mucho al mismo Perry (aunque a mi me recordaba casi más a Augery), que los coros eran la precisión hecha música, que el sonido del bajo de Ross Vallory, caretos aparte, siempre estaba presente ocupando su lugar con elegancia y competencia, que Jonathan Cain es un auténtico hombre orquesta, que además de tocar el piano de cola y los teclados con una clase enorme es capaz de cantar, colgarse la guitarra rítmica y tocar la harmónica a la perfección, y que Neal Schon es una máquina que destila sentimiento en cada nota de su guitarra, poco más se puede añadir, sólo las canciones que nos dejaron para el recuerdo de una noche inolvidable.
Y en este punto quizá fuera el único mínimamente discutible, ya que dado lo extenso de la carrera de Journey imagino que será realmente difícil elegir el set list, para mi en esta ocasión estuvo bastante bien escogido, aunque eché de menos algún tema de uno de mis discos favoritos del grupo “Raised On Radio” (¡Ese “Be Good To Yoursefl” por Dios!), o de los también notables “Arrival” y “Trial By Fire”, y me sobraron un poco en la parte intermedia del show temas más antiguos de sus primeros discos, que aun sonando de maravilla supusieron un pequeño bajón de intensidad ante una audiencia que básicamente conoce al grupo a partir de sus obras maestras “Escape” y “Frontiers” de las que dieron buena cuenta.
Comenzaron de forma original y emotiva con Neal Schon interpretando desde su guitarra fragmentos del “Concierto de Aranjuez” y del mismísimo “Himno de España” que ya me puso los pelos de punta desde el primer momento. “Rubicon” fue el primer tema en sí que sonó, un corte no demasiado conocido pero que sirvió como buena apertura bien secundado con la magnífica y cañera “Stone In Love” (¡Que pedazo de coros!) en la que se notó también el trabajo de guitarra de Cain. Muy pronto vino uno de los momentos más especiales de la noche con “Ask The Lonely” ¡como sonó! Absolutamente maravillosa todo perfecto, las voces, la guitarras, los teclados, el bajo, inmensa. Retroceso en el tiempo con “Wheel In The Sky”, otro maravilloso tema coreado por los presentes y que descubrí en esa obra de arte en directo que es “Captured” y que nadie debería dejar de tener en sus estanterías.
A partir de aquí vino esa parte intermedia algo más monótona, sobre todo por el desconocimiento general de los asistentes, con temas de “Infinity” y “Journey” como “Opened The Door”, “Mystery Mountain” o “La Do Da” que tenían cierto regusto setentero y casi sinfónico y en los que imagino que los muchos músicos presentes entre público tomarían buena nota. Hablaba al inicio de esta crónica de Deen Castronovo, ya llevábamos un rato disfrutando de su enorme pegada y técnica como batería, pero también nos deleitó con su preciosa voz en baladones como “Who’s Cryin’ Now”, “Still They Ride” o la sublime “Open Arms” que seguro que hizo saltar más de una lágrima, al igual que con la maravillosa “Send Her My Love” que ya interpretaba Jeff en sus conciertos en solitario y que fue en la que más me recordó a Perry.
A todo esto seguían los coros de lujo del resto de la banda y de todos los presentes. La parte más rockera la pusieron temas como “Keep On Runnin’” que me encantó, que caña y que dinamismo vocal, “Chain Reaction” más potente al igual que “Escape”, y por supuesto con ese guiño al blues que se marcaron con “Lovin’, Tocuhin’ Squeezin’” tras una buena exhibición guitarrera llena de feeling a cargo de Schon para que Soto se moviera como pez en el agua con la gente ya volcada por completo. Ahora que para movimiento y rollo, el que se marcaron con “La Raza Del Sol”, un tema desconocido para muchos ya que no aparecía en ninguno de los trabajos oficiales del grupo, y que a Soto le viene como anillo al dedo con ese rollo latino vacilón, muy a lo Santana y que fue otro de los puntos destacables de la noche. Un Soto que también se lució en “Lights” que fue una auténtica preciosidad y en la que el solo de Schon resultó escalofriante, ¡Dios que rollo tiene este tema!.
Pero quedaba el final, y el final fue casi insuperable, primero de nuevo con Castronovo como protagonista cantando una de las canciones más bellas de la historia “Faithfully”, interrumpida en más de una ocasión por las ovaciones que salían del público de forma emotiva y espontánea. Preludio perfecto para la fiesta total que fueron los tres últimos himnos del show y los temas más conocidos de la historia de Journey, no necesitaban presentación y nos pusieron a botar como locos en unos veinte minutos finales apoteósicos: “Don’t Stop Believin’” que desde su comienzo de piano y su posterior puntazo de guitarra provocó la histeria colectiva “on, and on, and on, and on”; sin descanso y por si nos había parecido poco “Anytime You Want It” fiesta en estado puro y entrega absoluta de todos los que compartíamos techo en la sala; y bis final con “el tema”, “Separate Ways”, una de esas cosas que crees que nunca vas a poder ver en directo y que cuando lo ves tienes dos opciones, o quedarte babeando con la boca abierta, o meterte en el tema y cantarla a grito pelado sin parar de moverte, opción esta última elegida por la mayoría de los presente incluido el que suscribe, más viendo el detallazo que se marcó Jeff saliendo a escena con la camiseta de la selección y la bandera española para acabar de rendirnos a sus pies.

En fin, que más puedo decir, luego a la salida las caras de felicidad y satisfacción de la mayoría lo decían todo, a pesar de que pude escuchar opiniones contrarias (más de fans de Journey del “Escape” hacia delante que de gente no tan fan de la banda y que alucinó), creo que poco o nada más se le puede pedir a esta noche. Encima completándola con el posterior fiestón post concierto en el Excalibur donde nos juntamos bastantes asistentes a la cita de toda España y parte del extranjero para acabar de saciar nuestra felicidad con la buena música y videos que nos pusieron Rubén y Carlos, pero eso ya, es otra historia.
Han sido muchos años, pero ha merecido la pena la espera, Journey siguen siendo muy grandes y lo demostraron en La Rivera. Sólo un pequeño consejo a los que no quisieron o no pudieron asistir, la próxima vez no os lo penséis y no se os ocurra perdéroslo, seguro que no tardarán tanto en volver. GRACIAS JOURNEY.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Rafa Basa (www.rafabasa.com)
Además había curiosidad por ver como responderían en directo ante el reto sus dos nuevos músicos, el vocalista Mike Di Meo (ex Riot) que tenía la complicadísima labor de sustituir al inmenso Jorn Lande, y el batería Mike Terrana que no tiene absolutamente nada que demostrar y al que me pareció que el grupo se le quedaba un poco pequeño y abarcó mucho protagonismo en su actuación. Por otra parte el resto de la banda cumplió bien su labor, sobre todo el guitarrista y líder Roland Grapow que llevó siempre el mando con buenos y convincentes riffs, pero que no acabó de conectar con el teclista Axel Mackenrott y con el bajista Jan Eckert.
Empezaron bastante bien con dos de sus mejores temas de su primera y gran ópera prima homónima, caso de “Spirit Never Dies” y “Enlighten Me”, en ambas Di Meo se defendió bien, pero no le daba a los temas ese punto de dramatismo e intensidad que Jorn aporta a sus interpretaciones. Continuaron con dos temas de su nuevo trabajo “MKII” que fueron los únicos que cayeron de él, cuando se supone que venían presentándolo y más con la nueva formación, los elegidos fueron “Take Me Over” que sonó bastante bien y el primer single “Lost And Gone”, bien acogida y sonando más potente que en estudio.
Volvieron a su primer trabajo para la parte final del show, con tres de sus interesantes composiciones, “Crystal Night” y “Soulburn” que me parecieron bastante normalitas en directo y en las que más eché en falta a Jorn, y cerraron definitivamente con el efectista solo de batería de Terrana que por momentos parecía que iba a tirar las paredes de la sala a baquetazos, y con una interesante “Kind Hearted Light” con la que se despidieron de un público que me da la impresión que se quedó bastante a medias. Por varias razones: 1º Por el poco tiempo que dispusieron de actuación, 2º Por el exceso de protagonismo de Terrana, comiéndose en buena medida al resto de la banda, 3º Por olvidarse por completo de un buen disco como “Aeronautics” del que no interpretaron ni un solo tema, 4º Y sobre todo porque Di Meo no lo hizo mal, pero se echa bastante de menos a Jorn Lande. Habrá que esperar a que el grupo logre un mayor rodaje y que vuelvan a pasarse por aquí como cabezas de cartel. Asignatura pendiente.
Y ya con la sala completamente abarrotada, llena de fieles fans del heavy metal de toda la vida, empezaron a sonar las notas de la intro que abre el nuevo y magnífico trabajo de
Con un Byfford enorme, carisma, clase, potencia, sentido del humor, y encima cantando como casi nunca le había visto, impresionante lo del abuelo; bien secundado por su inseparable Paul Quinn que sigue siendo la sobriedad personificada en la guitarra junto a un activo y brillante Doug Scarratt, al incansable “hombre molinillo” Nibbs Carter que no paró de menearse aprovechando sin parar de subir y bajar las rampas que tenía a los lados de la batería del gran Nigel que sin ser Terrana se marcó toda una demostración de técnica y pegada en las dos horas largas que nos ofrecieron de actuación. Como comentaba antes venían presentando su nuevo disco, y a fe que lo hicieron, no como Masterplan, lo interpretaron prácticamente de manera íntegra y me encantó como sonaron los temas nuevos en directo, poderosos, pegadizos, buenísimos, sobre todo las iniciales “State Of Grace” y la potentísima “Let Me Feel Your Power” que todavía tengo metida en la cabeza.
No se quedaron atrás por supuesto los clásicos que siempre nos ponen las pilas, desde “Power And The Glory”, hasta un magnífico medley con “Dallas 1 P.M.”, “And The Band Played On” y “747 Strangers In The Night”, pasando por himnos como “Princess Of The Night”, “Strong Arm Of The Law” o “Motorcycle Man” que nunca me cansaré de escuchar, “To Hell And Back Again” llena de poderío (a ver si algún día sacan el DVD del mismo título como dijo Biff), o el magnífico recuerdo para otra también menos habitual en directo como “Requiem (We Will Remember)” que fue una de las más celebradas por los asistentes, al igual que la inevitable “Crusader” que volvió a hacernos cantar como posesos, y a todo esto con un sonido espectacular duro y limpio como pocas veces se ha escuchado en Macumba.
Completaron el repertorio con otras algo menos populares de su época intermedia, como “Are We Travellers In Time” o “The Great Wite Buffalo” que en cualquier caso también obtuvieron una satisfactoria respuesta, al igual que la más reciente “Witchfinder General” de “Lionheart” (que siempre presentan como el momento de relax cuando roza el speed), y el resto de las nuevas que sonaron, el single “If I Was You” mucho mejor que en le disco con un punto más de agresividad, la preciosa “Red Star Falling” llena de rollo y feeling para ser un medio tiempo y que supieron ambientar perfectamente con unos sugerentes focos rojos, y con la que cerraron antes de los bises “I’ve Got To Rock (To Stay Alive)” que lleva camino de convertirse en todo himno entre los fieles del grupo.
Volvieron con la épica “Atila The Hun” precedida por la intro “Empire Rising” que lleva un rollo a lo “Crusader” muy interesante y que también gustó en general para rematarnos, tras algunos de los clásicos mencionados antes, con la gloriosa “Wheels Of Steel” en la que todos, salvo Byfford, acabamos de dejarnos la poca garganta que nos quedaba. Toda una lección magistral de lo que debe ser un concierto de heavy metal, desde luego si alguien tiene alguna duda de lo que significa este género y esta forma de ser que se pase un día por un concierto de Saxon, seguro que se le quitan todas las dudas. Grandes, muy grandes.
Y os preguntaréis, ¿qué coño nos quiere contar este pesao con esto? Pues creo que nada que no sepamos bastantes hace mucho tiempo, que tenemos la suerte de poder disfrutar de una banda española que le da mil vueltas a muchas tanto del panorama nacional como internacional y apenas meten trescientas y pico personas en su propia ciudad después de un montón de años de brillante trayectoria musical. ¿Por qué, falta de promoción, no ser tan “fiestas” o “simpáticos” como otros? En fin, quizá un poco de todo. Y tras esta peta que debería ocupar la actuación de los teloneros Infernoise a los que no llegamos a ver, vamos con lo realmente importante que fue la actuación de
Comenzaron al igual que en el redondo con la intro “The Magician” que da paso a la impactante “The Chariot”, pero tuvieron algún que otro problema de sonido, sobre todo con el micro de Alfred Romero al que además le costó calentar la garganta unos cuantos temas. Con la más poderosa “Death” seguían estando demasiado arriba el sonido del bajo de Dani Fernández y del nuevo batería Roberto Cappa que cumplió más que bien su cometido. Caso aparte es lo de Enrik García, demostrando una vez más su enorme calidad y técnica a la hora de interpretar con su guitarra, y además en esta ocasión con un grado de motivación y movilidad enormes. Siguieron presentando su nueva obra con “The Emperor” que ya sonó bastante mejor convirtiéndose en una de las más destacadas de las nuevas con esa intensidad que destila en cada una de sus notas.
Recuerdo para su anterior obra “Beyond The Sea” con “Before The Duel” y “The Silver Key” y entre medias para “Dark Moor” con la buenísima “Return For Love” donde Enrik ayudó bastante en los coros. A todo esto los teclados y algunos coros sonaron sampleados disparados desde la batería por Roberto, pero el sonido del resto fue totalmente crudo, directo y auténtico. Evidentemente es casi imposible llevar al directo todos los arreglos y matices que desarrollan en sus discos, pero la esencia es exactamente la misma, y es tal la calidad de los músicos de Dark Moor que el nivel no se resiente. Uno de los primeros puntos álgidos de la noche vino con “Nevermore” que ya rompió en su momento cuando se lanzó “The Gates Of Oblivion” aun con Elisa Martín a la voz y que Alfred ya ha hecho suya por completo. Casi sin tregua tema nuevo “The Hangman” que pasó algo más desapercibido, antes de llegar al habitual ecuador del show con el tributo instrumental que la banda, sobre todo Enrik, rinde a "Mozart" interpretado magistralmente fragmentos de obras del genio austriaco en clave metálica y además moviendo al personal desde el escenario.
La segunda parte fue frenética, sin parar de caer trallazo tras trallazo, desde “Wheel Of Fotrune” que sonó enorme con Alfred ya totalmente metido en harina, pasando por “In The Heart Of Stone” o “Wind Like Stroke”, hasta llegar a la preciosa y pegadiza “Lovers” que se nos quedó clavada sin poder sacárnosla de la cabeza en toda la noche, a la más cañera “The Star”, y al cierre antes de los bises con “From Hell” cantada a grito pelado por todos los asistentes y sonando tremenda. No nos hicieron esperar mucho y volvieron para regalarnos una perfecta versión de “I’m Alilve” de Helloween en la que Alfred sacó fuerzas de flaqueza y se salió al nivel del resto de la banda que clavó el tema de los germanos, justo antes de dejarnos definitivamente con su himno “Maid Of Orleans” igualmente coreada sin tregua por un publico que se entregó a la banda en justa reciprocidad con los músicos cerrando dos horas de calidad y poderío.
Como todo, el concierto fue mejorable, por lo comentado al principio a cerca de la voz y que Alfred recordó en más de una ocasión, por la escasez de montaje y luces y por algún que otro falló técnico que en ningún caso pueden empañar la actuación de una de las mejores bandas de España y de Europa dentro de su estilo. Bravo por Dark Moor.
¡Veinte años!, nada más y nada menos. Veinte años de autenticidad, de independencia, de apoyo desinteresado al rock, de entrega total a algo en lo que a pesar del paso del tiempo siguen creyendo tanto José Mora como Angel Gómez, responsables de una institución en las ondas libres madrileñas como es
Comenzaron los chicos de
La labor del guitarrista Lu Olmos fue realmente buena sonando con potencia y limpieza dentro de unas estructuras puramente heavies en las que por supuesto el ex bajista de Posesión Santi Hernández y su nuevo batería tuvieron mucho que ver. Temas como la inicial “Crematoria”, “Sirenas” o “Mi Sangre” convencieron por completo a los presentes y empezaron a poner bastante alto el listón para los siguientes en pisar las tablas.
Y los siguientes fueron nuestros buenos amigos
Con Julio que ya se ha soltado con el micro y parece no echar demasiado en falta a su inseparable bajo de los inicios, del que se encarga Mariano que pone la base junto a la buena pegada del batería Emi para que Chechu y Gorka se luzcan con las guitarras. Un edificio más, y seguro que muy especial dentro de la trayectoria de la banda. A seguir construyendo rock & roll.
Tras la apisonadora Viga, le tocaba el turno a una formación que sin tener temas propios que presentar fueron un perfecto plato que degustamos a base de versiones castellanizadas de clásicos totales del rock de siempre.
Con estas premisas de calidad interpretativa lo único que tenían que hacer era saber escoger bien los temas que nos iban a ofrecer, y creo que acertaron de pleno. Desde el inicio con Pink Floyd, pasando por “Can’t Get Enough” de Bad Company, “All Right Now” de Free, “Radar Love” de Goleen Earring, “Eye Of The Tiger” de Survivor, “I Want It All” de Queen o “Fool For Your Lovin’” de Whitesnake, hasta los recuerdos para la ex banda de Manrique con “Aliate” y “Sangre Joven” que me sonaron bastante mejor que antaño, y por supuesto muy destacable el medley de temas de Deep Purple que les quedó de impresión. Una banda con una enorme calidad y a poco que sepa ir cambiando el repertorio y si es capaz de incorporar temas propios de buen nivel al mismo, puede meterse entre lo mejorcito del panorama ibérico.
Y les correspondía el honor de cerrar la velada a
Pero lo realmente bueno e impactante vino al final con la magnífica versión del “Días De Escuela” de Asfalto en la que José Mora volvió a demostrar que le ha cogido el tranquillo a los escenario y relevó perfectamente a Mariano Sánchez en las tareas vocales que en esta ocasión se dedicó a su bajo y a meter coros junto a los guitarristas J. Ramón Huedo y Valentín Muñoz y al batería Jorge Bernardos.Un fin de fiesta por todo lo alto, como merecía el evento, y que disfrutamos como siempre gracias al buen hacer de las bandas y de los responsables de La Cabaña Del Tío Rock.
De nuevo una noche inolvidable y que esperemos siga repitiéndose muchos años, será la señal inequívoca que la cabaña sigue abierta y dando buena caña y cuartel, como José y Angel suelen decir, “Por y Para la Gente del Rock”. Ojalá caigan otros veinte y podamos verlo juntos.
Bienvenida sea como local de conciertos esta sala cuya existencia desconocía antes de este festival. El día era muy malo, coincidiendo con Lordi y también con la fiesta de La Cabaña del Tío Rock. Sin embargo, en los momentos de mayor asistencia habíamos unas 200 personas, no estaba nada mal porque el aforo tampoco permitía mucho más.
A las 20:15 rompieron el fuego
Hacía la friolera de casi cuatro años que no veía a los valencianos
Problemas de tráfico impedían que Luis, de Leyenda, pudiera llegar a tiempo. Así que, gentilmente,
Un mal muy común en casi todas las salas de Madrid es que al finalizar se convierten en discoteca, lo que motiva una hora de cierre improrrogable. Los retrasos habituales provocaron que finalmente
Ya nos adelantaron unas semanas antes Carlos y Ángel que estaban en la tesitura de Iron Maiden. Dicho de otra forma, se encuentran presentando “Ultimasmentes” y lo están haciendo a conciencia, tocando el álbum casi en su totalidad. Alguna vez fueron acusados de vivir del pasado. Nadie podrá volver a decir eso. La diferencia entre los británicos y los ibéricos es que, mientras los primeros descargan su “obra maestra”, luego un par de clásicos, y se largan dejando al público con la boca abierta en hora y cuarto, los barones no dejan de lado las canciones que la gente quiere y paga por oír, dando como resultado DOS HORAS Y MEDIA largas. Nada menos. A ver quién es el chulo que se atreve a decir que se siente estafado después de ver a Barón Rojo. Y la cosa no quedó sólo ahí. Junto a habituales como “Desertores del Rock”, “Incomunicación”, “Te Espero en el Infierno”, “Cuerdas de Acero” o “Concierto para Ellos”, rizaron el rizo y recuperaron temas de los 80 que llevaban tiempo sin tocar, “Rockero Indomable” o “La Voz de su Amo”.
Una noche muy especial. Muchos cojones hay que tener para tocar “Ultimasmentes” completo excepto “Leyenda Negra”, y suprimir del repertorio himnos como “Siempre Estás Allí”, “Son Como Hormigas” o la mismísima “Barón Rojo”. Lo bueno del asunto es que lo hacen porque pueden, la gente responde, el nuevo disco ha gustado como no ocurría en lustros enteros. Ni en los bises perdonaron. A nadie se le podría ocurrir que “Nada que Hablar” fuera a ir en el set después de “Los Rockeros Van Al Infierno” o de “Resistiré”. Eso sí, para no perder del todo las tradiciones, la última fue “Hijos de Caín”. El sonido fue un cañón, lástima que el volumen de las voces quedara demasiado bajo, y en toda la noche no hubo forma de corregirlo. Esto ocurría en las primeras filas, los que estaban más atrás no se quejaron. De cualquier forma, fue lo único negativo.
José como siempre una máquina. Ángel buenísimo. Armando, algo más quieto que otras veces, suponemos que a causa de las cámaras, alardeando continuamente de su total dominio del instrumento. Carlos tan fresco pese a tanto tiempo cantando. Una velada que disfrutamos a tope. A la salida entendimos el empeño en cambiar dos veces de local. Salir a las 01:40 después de tocar exactamente el tiempo que les dio la gana habría sido imposible en Joy o en Heineken. Al final, tanto mareo mereció la pena. ¡Buena elección!