Friday, October 28, 2005

SKYLINE / BLIND PANIC / FULL METAL JACKET

21 de octubre de 2005. Sala Ritmo & Compás

No podía dejar pasar la oportunidad de ver por fin, sobre un escenario, una de las bandas que más me ha llamado la atención en los últimos años. El disco de los mallorquines Skyline, “Satisfaction”, es un cúmulo de virtudes entre las que podríamos destacar su excelente calidad técnica, su frescura ó la excelente colección de composiciones. Si además tocan sobre el mismo escenario Blind Panic, que me dejaron impresionado cuando les ví en la cubierta de Leganés durante cierto festival de infausto recuerdo, mi presencia estaba garantizada. Sin embargo tan solo pensaron así una treintena de personas más, la mayoría de orígen y destino balear. Por lo tanto, lo que allí sucedió quedó como una fiesta de colegas isleños, y algún “arrimao”.
FULL METAL JACKET deberían haber empezado a las diez pero la ausencia de público hizo que retrasaran más de una hora su actuación, hasta que los allí presentes sumamos una docena “más ó menos” (es que a partir de diez me bailan los números). Muy cañeros, con un lenguaje y actitud bastante radical, nos ofrecieron un recital de buenas intenciones en el que primaban los sonidos Stoner, Grunge y hardrockeros. Por sí sola, su descarga no estuvo del todo mal, pero cuando ves a un grupo por primera vez y todos sus temas te resultan familiares, algo falla... todo dicho.
La única vez que ví a BLIND PANIC, no se daban las condiciones más adecuadas, por lo que me preparé para verlos como si fuera “mi primera vez”. Y disfruté tanto como si efectivamente así hubiera sido. El trío balear ofreció un auténtico conciertazo en el que lo más destacable fue su originalidad. El grupo, formado por Carlos Domínguez, batería, Silvia Podeur, bajo y voz; y el guitarra y voz Pedro Zubiri, sonaron como una auténtica piña, una pequeña familia bien avenida que parecía disfrutar con su música, aparentemente ignorantes de la escasa repercusión que pudieran tener entre los asistentes (allí estaban Shy, que actuarían al día siguiente, y Nexx, fans de Skyline). El guitarra se movía por la sala como Pedro por su casa (nunca mejor dicho), lo mismo estaba tocando en la barra que junto a los sillones, ó desde la terraza que lleva a la mesa de sonido. Mientras tanto la base rítmica, Silvia vs. Carlos, formaba un excelente colchón de sonido en el que apoyar letras y solos. A destacar la potente pegada de Carlos, así como la innegable calidad técnica de Zubiri. Y sobre todo, el enérgico estilo de Silvia, poderosa tanto con las cuerdas de su bajo como en gestos y actitud. Algunos temas de su único cd, “Nameless Blasphemy With Glaring White Eyes”, algunos nuevos de su futurible cd, y alguna versión como “Big in Japan” (creo que de Tom Waits, aunque famosa por Alphaville) y, sobre todo, “I Wanna Be Somebody” de W.A.S.P. Thrash Metal, pero del siglo XXI, sin llegar a encajar en ninguno de los actuales estilos de Metal extremo.
Ver a SKYLINE en directo, y más, ante una audiencia tan reducida, dice poco a favor del negocio de la música actual. Cuando veo que bandas de semejante calidad no logran hacerse un hueco en este mundillo, pienso que esta supuesta mala racha por la que pasan las compañías, se la han ganado a pulso. Mientras vemos como se ensalzan una y otra vez ídolos de barro, que la masa social se traga sin saborear, sin mirar si tienen espinas, pequeños grandes héroes se suben a modestos escenarios para ofrecer arte de un nivel que para sí quisieran la mayoría. Ramón Grifé, vocalista; Tolo Grimalt, guitarra; José Sánchez, impresionante bajista; Pedro González, según él mismo el único teclista heavy de la isla; y el batería (creo que era Rafa Bohorquez), más otro guitarra, cuyo nombre desconozco, pero tan bueno tocando como cantando (al nivel del mismísimo Ramón), estuvieron impresionantes. Aunque ellos no acabaron muy satisfechos de su trabajo, os aseguro que vale la pena escuchar el “Black Dog” de Zeppelin, o “Smoke on the Water” y “Burn” deeeee... interpretados por estos fantásticos músicos. Además nos presentaron seis excelentes temas de su próximo disco, el cual será en castellano, ya que en “Satisfaction” cantaban en guirilés. En fín... una grata noche que se perdió hasta el apuntador.
Texto: Carlos Treviño Cobo
Fotos: Cristina Zori

Tuesday, October 25, 2005

SHY / GÜESTIA / BLACK JACK

22 de Octubre de 2005. Sala Ritmo & Compás

Corría el año 1987 cuando una banda de melenudos de Birmingham publicaba su tercer álbum, “Excess All Areas”, unánimemente reconocido como obra maestra absoluta del rock melódico inglés. Para promocionar aquel trabajo, fueron elegidos como artistas invitados para abrir los shows europeos de Gary Moore, que por entonces también lanzaba al mercado su sensacional “Wild Frontier”. El 10 de mayo de dicho año, Shy y Gary Moore junto a Barón Rojo, actuaban en el Auditorio de la Casa de Campo de Madrid (el legendario Rockódromo...). Aquel festival era gratuito, lo que permitió la entrada al recinto de multitud de cafres, más pendientes de emborracharse y macarrear que de escuchar buena música. Por lo que la salida de Shy al escenario supuso poco menos que agitar un capote rojo ante una manada de morlacos... Tras aparecer en escena unos inglesitos bien parecidos, de pelo cardado, con tecladillos y cantando con voz fina, los meapilas de turno no tuvieron otra ocurrencia que empezar a tirarles objetos contundentes hasta que finalmente, y tras unas pocas canciones interpretadas, Shy no tuvieron más remedio que retirarse a los camerinos, algo compungidos y sobre todo doloridos... Sin duda, ese triste y desafortunado suceso propio de la España más negra, marcó un antes y un después en las relaciones bilaterales entre la banda británica y nuestro país.

Pero afortunadamente el tiempo curó las heridas, y viendo con muy buen ojo que en España está empezando a florecer un apetitoso mercado para el rock melódico, estos ingleses se han animado a ofrecer al menos una única actuación para toda la geografía española, y dónde mejor que en su querido Madrid, je, je... El motivo de tan magno evento era la presentación del magnífico “Sunset And Vine” soberbio último trabajo del grupo, que sin duda podríamos englobar entre lo mejor de este 2005. La sala escogida para la ocasión era Ritmo & Compás, también conocida entre sus usuarios como “la sauna”, la cual está realizando una grandísima labor para traer bandas de rock melódico para nuestro gozo y disfrute. Además venían precedidos de dos bandas de carácter patrio, Black Jack y Güestia; que labraron ambas un gran set acústico versioneando clásicos ochenteros de Bon Jovi, Def Leppard o Whitesnake, dejando también algún hueco para clásicos de Beatles y Deep Purple. Los primeros (en formación de dueto al más puro estilo Nelson, pero bastante más morenos...) fueron respaldados al final de su actuación por el cantante de Skyline, grupo previsto en principio como uno de los teloneros de Shy, pero que al final se cayó del cartel, para ser sustituidos por los festivos Güestia.

Tras este buen inicio y con los habituales agoreros comentando que aquello iba muy flojo de aforo, en cuanto quisimos darnos cuenta ya estaba la sala hasta arriba de gente y con SHY subiendo al escenario para dar una lección magistral de clase y buen gusto musical. Comenzaron la velada con “Breakaway” y “Skydiving”, sin duda los dos mejores temas de “Unfinished Business”, su penúltimo CD. El sonido estaba siendo muy bueno y la banda se encontraba en un gran estado de forma, en particular su vocalista Tony Mills, el cual cantó exactamente igual que en los discos en estudio, con una fidelidad asombrosa. A las guitarras, Ian Richardson (ex- Siam) que resultó de una enorme ayuda a los coros, y el veterano Steve Harris (no confundir con el bajista de Iron Maiden), que maravilló a todos los presentes con su particular y austera técnica “menos es más”. Y es que me río yo de Yngwie y sus acólitos, cuando musicazos de la talla Adrian Smith, Dave Meniketti o el mencionado Harris enchufan la Les Paul, y con cuatro cositas muy bien hechas muestran que el talento de un guitarrista no se mide en el número de notas interpretadas por segundo... Pero volvamos al turrón, a las teclas un más que correcto Joe Basketts; como bajista, otro viejo conocido del grupo, Roy Davis; y a la batería, un discreto Bob Richards. Tras esos dos cortes, comenzó el festín con la geniales “Emergency”, “When The Love Is Over” y “Can't Fight The Nights”, las tres extraídas del colosal “Excess All Areas”. Las cuales fueron seguidas de otros tres temazos de su última obra: “High Time”, “Soul Searching” y “Don't Jump The Gun”; intercaladas por “Whole Lotta Feelings”, otro fenomenal pelotazo de “Unfinished Business”. Cerrando la primera tanda de temas con “Break Down The Wall”, la cual comienza con aquel inconfundible riff compuesto en su día por Don Dokken. Iba llegando ya el final de la velada, cuando el grupo sacó unas acústicas y decidió interpretar en unplugged tres temas considerados imprescindibles en su discografía (“Talk To Me”, “Young Heart”, “Telephone”). Algo que no quedó en absoluto mal, pero eran canciones que sin duda todos los presentes hubiésemos preferido escuchar en formato eléctrico... Tras este mini-show en plan tranqui se retiraron a los camerinos, para volver a salir en unos minutos a interpretar “Reflections”, excepcional balada de su menos conocido pero también brillante “Brave The Storm”; y cerrar ya definitivamente con “Open Your Heart”, extraído de su última obra en estudio. Tras unos escuetos agradecimientos al público, la banda se retiraba del escenario entre vítores y aplausos. No era para menos, Shy acababan de dar unos de los conciertos del año para regocijo de los allí presentes. Lo dicho, todo un lujo poder asistir a tan grato evento.
Texto: Rafa Carrillo
Fotos: Mariano Palomo

Thursday, October 20, 2005

INTERPEÑAS METAL 2005

GAMMA RAY / BARÓN ROJO / WARCRY /
NOCTURNAL RITES / POWERWOLF

12 de Octubre de 2005. Recinto Ferial. Zaragoza

Qué pedazo de fiestas. Cualquier excusa es buena para huir de la capital del escombro y disfrutar de una noche memorable en todos los aspectos. Volver a encontrarse con los amigos y la encantadora gente de esta maravillosa ciudad ya es motivo suficiente para pegarnos el viaje, que sin duda repetiremos (que sí, Eduardo, Joan, volveré, lo juro), y si encima tenemos una noche de rock de este calibre... ¿para qué queremos más? Hubo algún fallo de organización con las acreditaciones, hasta que se pudo aclarar la cosa pasó tanto tiempo que nos perdimos a los primeros grupos. Pero como me gusta quedarme con la parte positiva, he de decir que una vez dentro todo fue perfecto. Mientras en otros festivales sólo te dejan hacer fotos en dos ó tres temas, y después te echan del foso casi a patadas, aquí pudimos desarrollar nuestra labor sin ninguna limitación, incluso con libre acceso al backstage. Igualmente fue de agradecer la instalación de cámaras y pantallas gigantes a ambos lados del escenario, los de las últimas filas podían disfrutar del concierto casi mejor que los de las primeras.

Por lo que he comentado algo más arriba nos perdimos a Powerwolf, cosa que sentimos, porque nos habían hablado muy bien de ellos. De Nocturnal Rites sólo pudimos llegar al final, por lo que vimos practican un power metal más que correcto. Los pocos temas que pudimos ver nos gustaron mucho.

Eran más o menos las 20:50 cuando saltaron a la palestra WARCRY. Los asturianos pudieron disfrutar de la actuación más tranquila de la noche, en el sentido de que no tuvieron ningún contratiempo. Al contrario, el sonido fue excelente, todo fue sobre ruedas, a Víctor se le entendían las letras perfectamente, cosa rara. Había que aprovechar el poco tiempo disponible, así que sin más dilación presentaron su último trabajo, “¿Dónde Está la Luz?”, siguiendo incluso el mismo orden del disco: “Nuevo Mundo”, “El Anticristo” y “El Regreso”. Hasta “Alejandro” no sonaron composiciones anteriores, aunque siguió cayendo alguna reciente, como “Contra El Viento”. Una pena que no diera tiempo a incluir ninguna canción de su primer CD, pero el reloj corría inexorablemente. “Troya” y “Espíritu De Amor” fueron el prolegómeno de un fin de fiesta apoteósico con “Capitán Lawrence”. Fueron 55 minutos realmente intensos.

BARON ROJO tuvieron mucha peor suerte. Salieron con bastante retraso. Al hacer la prueba final los técnicos se dieron cuenta de que los micrófonos no sonaban. Tras media hora, aparentemente por fin consiguieron que funcionaran, y la banda salió inmediatamente al escenario. Tras una breve intro instrumental, con “Los Desertores Del Rock” pronto comprobaron que quizá habría merecido la pena esperar un poco más, sólo se oía el micro de Carlos, y no especialmente bien. Pero nuestros barones nunca se han distinguido por dejarse vencer por las adversidades. ¿Qué Ángel y Armando no podían apoyar en los coros? ¿Y qué importa, cuando para eso habíamos cerca de 5.000 personas? No hacían ninguna falta, y en cualquier caso Carlos tiene capacidad suficiente para bastarse él sólo. Así que, siguieron tocando como si nada, un repertorio muy cortito por la posición que les tocaba: “Las Flores Del Mal”, “Incomunicación”, “What´s Next To The Moon”, “Cueste Lo Que Cueste”, “Concierto Para Ellos”, “Cuerdas De Acero”... No quiero olvidar mencionar a José Martos. Utilizó una batería que yo calificaría como de minimalista, hace falta ser muy bueno para hacer que todo suene tan bien con tan pocas piezas. En realidad, el sonido fue bueno en todo excepto en las voces. Tras “Con Botas Sucias” y “Resistiré” llegó el bis, en el que, por su puesto, la gente exigió más. Sólo tenían asignada una hora, pero se las arreglaron para arañar cinco minutos más, enlazando la muy participada “Barón Rojo” con “Casi Me Mato”. A las 23:40 finalizaba otra gran noche a cargo de nuestros rockeros indomables.

Eran ya las 00:15 cuando empezó a sonar “Welcome”, GAMMA RAY hacían por fin su aparición. Si Barón Rojo habían tenido problemas, los alemanes tampoco lo pasaron demasiado bien. En cuanto empezaron con “Gardens Of The Sinner”, Dirk no tardó en darse cuenta de que su instrumento no sonaba. Echando tantos cojones como sus predecesores, el resto del grupo tuvo que seguir tocando la canción sin bajo, mientras al desesperado teutón le buscaban otro y hacían que funcionase. Ya con “New World Order” la cosa adquirió cierta normalidad. En esta ocasión la banda contaba con un teclista de apoyo, aunque, las cosas como son, apenas se le oía. “Heaven Can Wait” fue una de las grandes sorpresas, esperemos que nunca más vuelva a desaparecer del repertorio una canción tan maravillosa, quizá la mejor de toda su carrera. Por cierto, los tiempos en los que Kai no interpretaba los temas cantados originalmente por Ralf Scheepers parecen por fin relegados a la historia. No sólo la ya mencionada, también cayeron “One With The World”, “Space Eater” y “The Silence”. Está claro que Hansen nunca tendrá el nivel del hoy Primal Fear, pero eso no quiere decir que lo haga mal, y mucho menos que composiciones magistrales deban desaparecer del set. Creo, además, que de todas las veces que les he visto, ha sido una de las que mejor repertorio eligieron. Bastante bien representativo de toda su carrera, sólo eché en falta algo de “Insanity And Genius”. No olvidaron algo de su nuevo disco, concretamente los temas “Fight” y “Blood Religión”, dos de los más apropiados para el directo. También hubo lugar para el inevitable solo de batería de Dan Zimmerman, menuda fiera. Los que temíamos que el show sería corto por tocar tantos grupos, nos equivocamos. Una hora y cincuenta minutos duró la broma. Más canciones fueron “Detrone Tyranny”, “Rebellion In Dreamland” (que no tocaron entera), “Land Of The Free” y “Valley Of The Kings”. Si he de poner algún pero a Kai, Henjo y compañía es que se enrollaron demasiado en dos ocasiones. Primero en “Heavy Metal Universe”. Nos hicieron repetir el estribillo cuatro veces, igual que en el disco en directo, y después en “Somewhere Out In Space”, que alargaron hasta el infinito innecesariamente. La enlazaron con los últimos fragmentos de “Rebellion In Dreamland”, que había quedado interrumpida con anterioridad, y dieron paso al bis. Con “Send Me A Sign” aquello volvió a pegar un subidón, y ya no quiero contar cómo se puso el respetable con “I Want Out”. Una vez más los creadores del power metal se fueron saboreando el incondicional entusiasmo del público de nuestro país. ¡Hasta la próxima, y que sea muy pronto!
Texto y Fotos: Nacho Jordán

Tuesday, October 11, 2005

DARE / AIRLESS

8 de Octubre de 2005. Sala Ritmo & Compás

Nueva cita melódica en la capital. En este caso de la mano de una de las formaciones de culto dentro del estilo que últimamente han vuelto un poco a los orígenes. Visto lo sucedido en el último fin de semana con la escasa afluencia de público al concierto de Royal Hunt en la misma sala, supuso para mí una grata sorpresa observar el reventón que registró el local para la ocasión, quedando incluso gente fuera sin entrada. No se si será cuestión de nombre, de fechas o de qué, pero el caso es que así fue, y más sorprendente aun coincidiendo con otra importante descarga en Madrid, como era la de Gamma Ray, que evidentemente no arrastra al 100% del público de Dare, pero que sí tiene fans comunes, como es mi caso, y el de muchos metaleros presentes en el evento de los británicos, otro dato bastante llamativo.
Centrándonos en el show en sí, decir que estaban anunciados para abrir fuego Arkham Asylum, banda que ni siquiera se si llegaron a actuar, ya que llegué con el primer tema de los segundos en discordia, los vizcaínos AIRLESS que aprovechaban la ocasión para calentar (por cierto, tengo que decirlo, ¡Qué infierno de calor en Ritmo & Compás!, por favor señores responsables de la sala, el aire acondicionado enchufado algo más de cinco minutos, algún día vamos a tener un disgusto) al personal antes de la salida de los británicos y para dejar un puñado de temas como aperitivo para la presentación completa de su nuevo trabajo “2nd Round” que tendría lugar al día siguiente en la misma sala. Temas de sus dos trabajos hasta la fecha, como “2nd Round”, “Prayers Are Not Enough”, “It’s Up To You”, “Autum Leaves”, o “The Truth”, acompañados de algún interludio instrumental en el que demostraron su buen hacer, sobre todo el guitarrista y líder de la formación Robert Rodrigo. Destacó también el trabajo de las voces, tanto de su cantante Iñaki Lazcano en la principal, como del resto del grupo en los coros, dando un aire a lo Fate, Harem Scarem de la buena época. Una banda que sigue creciendo y que cada vez tiene mejor aspecto, tanto en disco como en directo.
Y un ratito después aparecieron el galés Darren Wharton y sus DARE para saciar la sed de música, lo de la otra era cosa de la poco asequible barra, de unos fans entregados desde los primeros acordes de “Sea Of Roses” que dio comienzo a una actuación que fue prácticamente un calco de lo que ofrecen en su último disco en directo en Munich “The Power Of Nature”, tanto en lo que a set se refiere, como a sonido. Magnífico este aspecto todo el concierto, y con esos aires más acústicos y celtas de los que ha dotado la banda a su actual ejecutoria, pero sin dejar de lado las guitarras eléctricas ni la percusión, eso sí, una vez más sin bajo, lo que por momentos deja un poco hueco el sonido del grupo.
Otra de la sorpresas para muchos fue ver a Wharton ocupándose únicamente de su voz, magnífica y personal como siempre en todo el concierto, dejando la responsabilidad total de los teclados a otro elemento del que siento no poder daros el nombre con seguridad, pero que cumplió perfectamente su labor. A ambos lados del vocalista británico los guitarristas, a su derecha y tirando de acústica su inseparable Richard Dews con el que no paró de abrazarse y hacer cucamonas (alguno comentaba que su relación parece algo más que musical), y que por cierto estuvo magnífico con sus coros además de tocar muy bien su guitarra, dándole algún toque country incluso a algunos temas. A la izquierda, Andrew Moore que tuvo menos protagonismo con su eléctrica, pero que también dejo constancia de su buen hacer.
Como os comentaba respecto al set fue prácticamente idéntico al de su último disco en directo, cargando las tintas al principio en el anterior en estudio “Beneath The Shining Water”, destacando en esta parte el propio tema título y “Storm Wind”. Pasaron de puntillas por “Calm Before The Storm” y “Belief” con buenas referencias como “Some Day” y sobre todo “Silent Thunder” que fue de lo mejorcito de la noche, junto con las inevitables y más celebradas “Abandon” e “Into The Fire” de su obra maestra “Out Of The Silence”, de la que también sonó la deliciosa “King Of Spades”. Entre medias la cosa se puso un poco más espesa con temas menos conocidos y más lentos, pero acabó mejor con el inevitable recuerdo para el añorado Phil Lynott con una bonita versión de “Renegade” de Thin Lizzy. Un buen concierto, en el que se volvió a demostrar que haciendo las cosas bien, sin estridencias y sin excesivos fuegos de artificio también se puede disfrutar de una gran noche de música.
Mariano Palomo

GLENN HUGUES - CHAD SMITH

(Entre el bien y el mal)

1 de Octubre de 2005. Sala Arena
Cuando termina un conciertazo como el que pudimos vivir el sábado 24 de sept. en Madrid, uno no sabe bien si reir ó llorar. Dicho de otro modo... qué bueno... pero vaya mierda. Lo mejor es que empiece por el principio para que nos entendamos.
Sin telonero que valga, a las nueve en punto, tal y como estaba anunciado, Mr. Hugues y su banda se plantaban sobre el escenario de esta penosa sala de conciertos de la capital, dispuestos a dar lo mejor de sí mismos en unas condiciones que dejaban mucho que desear. Para empezar, todo el mundo que conozca el sitio sabe que, si bien la sala tiene un aforo de 700 u 800 personas aprox., de la barra que hay frente al escenario hacia atrás, no se ve nada. Para ver a Glenn Hugues debía haber más de 500 personas por lo que al menos un centenar de ellas no vieron a Mr. Hugues a pesar de pagar su entrada como el que más. Una forma más de robar al personal que, civilizadamente sumiso, acepta las condiciones adversas en las que tendrá que disfrutar (¿sufrir?) el evento. En Madrid hay más salas que Arena, donde los que estábamos allí hubiéramos disfrutado del show dignamente, como mínimo. No quisiera pensar que el hecho de que Arena sea la que pide menos por el alquiler tenga algo que ver. Señores promotores, por favor, cuando organicen algo en Arena recuerden cual es el aforo de público que SÍ pueda disfrutar del espectáculo, que no es el mismo que la misma sala cuando abre como discoteca.
Dicho esto, debo decir que era la primera vez que veía a Mr. Hugues en directo. Esperaba ver un buen concierto de un excelente cantante y bajista... un buen batera, Chad Smith, cuya contundente fama le precedía… quizás bastantes canciones de Deep Purple y algún tema de los que hizo con J. L. Turner, amén de un par de cosillas del “Soul Mover”, su flamante nuevo disco. Y así fue la cosa al principio, pues a las nueve y tres minutos de la noche comenzaba a sonar “Soul Mover”. Ante un público absolutamente entregado, nos pudimos percatar inmediatamente de la calidad que tenía el show. El sonido era impecable. Yo me encontraba en un lateral, peleándome con una maldita columna, y a la que finalmente vencí, y os puedo asegurar que se oía como si hubieras puesto un cd en algún reproductor digital. Tras un par de canciones comenzamos a ver un Glenn Hugues entusiasmado, dando el ciento veinte por cien de sí mismo, y contagiando al resto de la banda de su energía. Chad Smith sonaba cañón (nunca mejor dicho), J. J. Marsh mostraba elegancia y sabiduría en sus solos, por encima de lo que mostró en el disco, que no estaba nada mal. El teclista, Ed Roth (ex Impelliteri) que también participó en la grabación de “S.M.” pasó más desapercibido, creando excelentes atmósferas, aunque sin a penas momentos para el lucimiento. Tras un increíble solo de guitarra, a los quince minutos de concierto, llegó la única canción que escucharíamos de Deep Purple, “Mistreated”, del mítico “Burn”. El “sin igual” derroche vocal de Hugues amenazaba con reventarle las venas del cuello pero él no reparaba en esfuerzo sobrehumano para llegar a cada recóndita nota de semejante temazo. El impresionante trabajo guitarrero de Marsh dejó boquiabierto a un público que se pellizcaba para asegurarse que estaba presenciando un acontecimiento real, los que no veían supongo que también. Casi sin aliento, Glenn Hugues se retira del escenario dejando que el trio Chad Smith, Marsh y Roth, que interpretan una instrumental que resulta una exhibición de virtuosos, incluido el recluido en la oscuridad del rincón izquierdo del escenario, Mr. Roth. Por cierto, la iluminación, a cargo de la sala, absolutamente penosa, con luces solo de atrás a delante, que permitían ver más mal que bien.
Tras la instrumental reaparece Hugues, y, no contento con lo hecho hasta ese momento, se marca un solo de voz, un tema a capela, impresionante. Acompañado solo por una ambientación de teclados, Mr. “Dios” Glenn Hugues demostró un estado vocal que nunca le he visto a nadie. De los agudos más agudos a los graves más bajos, sin cortar la voz, sin respirar, adornándose con arreglos intermedios surgidos de su propia garganta... nos hechizó a todos. Se me eriza la piel al recordar esos grandiosos momentos. En ocasiones alejándose hasta medio metro del micro, mitad por el esfuerzo, mitad para no saturar el sonido con el poder de sus cuerdas de acero vocales. Si hubiera sido piba, fijo que hubiera llorado. Pero no, ahí estabamos seiscientas almas con el corazón encojido sin poder creernos lo que oíamos, yo abrazado a mi columna. Estos cinco minutos ya valían el precio de la entrada. Aún tengo grabada en la mente (y ya hace dos semanas del evento) la imagen del cuello de Hugues marcando venas mientras su cara tomaba un color claramente preocupante. Llevábamos a penas una hora de concierto y parecía imposible que nada pudiera superar ese momento. Alguna balada para relajar músculos y nervios, algúnos temas de su pasado más remoto en Trapeze, durante los cuales Chad rompió una baqueta hiriéndose levemente en el pómulo izquierdo (esto no interrumpió su actuación… ¡gran profesional!) y ataca con “Don`t Let Me Bleed”, tema que cierra su último disco. La canta, ¡y cómo la canta!, pero, al terminar... malo... Hugues pide agua... Hugues agacha la cabeza... bebe más agua... se acerca al micro y pide dos minutos de descanso. ¡Por supuesto, faltaba más!... pero no fueron dos, fueron diez... el resto de la banda nos deleito con impresionantes versiones de Led Zeppelin, incluida “Rock and Roll” de perfecta ejecución y que el público cantó entera. Pasados esos diez minutos, alguien de la organización dice que otros diez minutos de descanso... ¡Vaaaaaale! No pasa nada... pasan los diez minutos y de nuevo un responsable, junto al resto de la banda, nos comunica que Hugues venía encontrándose mal varios días y que el concierto ha terminado...
Escuchemos la respuesta del público... ¡HUGHES, HUGUES, HUGUES, HUGUES...! y aplaudiendo... Después de lo visto, la entrada estaba más que aprovechada. Chad Smith promete que la próxima vez que nos visiten harán un show de cinco horas... está bien, ese día asistiremos a la defunción en directo de Glenn Hugues. Posteriormente se habló de una ambulancia que se lo había llevado a un hospital, después el hospital se convirtió en su hotel... Rumores... Alguien que lleva encontrándose mal varios días no canta así. Entonces, ¿qué pasó?
Desde luego, si yo quiero hacer con mi voz lo que hace él, caigo en la primera canción. A) Quizás se entregó por encima de sus posibilidades, y la edad le pudo. Gente que le había visto en otras ocasiones reconoció haber visto el mejor concierto de Hugues, esa noche. En esta opción cabe la bajada de tensión, que parece ser lo que sufrió... B) Quizás la mala vida te acaba pasando factura (sniff)... C) Quizás vendió su alma al diablo para cantar así de forma tan sobrehumana y esa noche su jefe decidió putear a los madrileños... Bueno, yo me quedo con la opción A.
Carlos Treviño Cobo

Wednesday, October 05, 2005

ROYAL HUNT

2 de octubre de 2005. Sala Ritmo & Compás

Todavía mantenía el recuerdo en mi memoria de la enorme actuación de estos daneses hace tres años en su anterior visita a Madrid junto a sus compatriotas Pretty Maids, y les esperaba con mucha expectación. Algo que por lo visto, me ocurrió a mí y a muy pocos más, apenas un centenar de fieles que asistimos a la exhibición de estos fenómenos. Se pondrán como excusas las de siempre, la saturación de conciertos (el día anterior tuvo lugar el accidentado show de Glenn Hughes), su correspondiente desembolso económico (20€ no son un exceso, pero sumados a todo lo que viene este mes se pone en un pico), o la fecha elegida (un domingo, algo que se está empezando a convertir en peligrosamente habitual). Pero en cualquier caso no creo que fueran suficientes argumentos para la ínfima cantidad de público que acudimos a Ritmo & Compás, en relación a la inmensa calidad de ROYAL HUNT. Todo empezó con bastante retraso, de hecho estaba prevista la actuación de los progresivos Ivanhoe abriendo los shows, pero fechas antes se canceló su aparición, y entre unas cosas y otras la historia empezó pasadas las diez de la noche cuando estaba anunciada para antes de las nueve. Desde un principio vimos que aquello iba a ser un conciertazo, antes incluso de la salida a escena de los músicos. El escenario estaba decorado con unos sencillos pero efectivos telones desde el suelo hasta el techo del local con el logo del grupo y la portada de su último disco “Paper Blood”, con unas luces justas y sobre todo con una ocupación de las tablas absoluta por parte de los instrumentos, tanto de la batería del reingresado en el grupo Kenneth Olsen como de los teclados de André Andersen, los pies de micro del vocalista John West, el guitarra Marcus Jidell, del bajista de House of Shakira recientemente incorporado a la formación Per Schelander, y de la sorpresa de la noche, la preciosa Maria McTurk en la segunda voz y coros.

Empezaron con una breve intro grabada que dio paso al tema título de su nueva obra “Paper Blood” que ya sonó atronador, al tiempo que limpio y técnico, con un John West increíble en sus tareas vocales, poniendo una calidad y una pasión enormes, poco parecía importarle estar tocando para cien, lo hacía como si estuviera ante cien mil. Algo que mantuvo a lo largo y ancho de su actuación, bien ayudado por la señorita McTurk en algunos tema como el mencionado, y por Mr. Jidell y Mr. Schelander en la mayoría de los mismos. A todo esto, empezaba a quedar claro quien mandaba en el combo, el impresionante, tanto visual como musicalmente, André Andersen. Para empezar colocó su set de teclados ocupando prácticamente la mitad de la parte central del escenario junto a la batería de Olsen, y no paró de gesticular, bromear y sobre todo tocar como un auténtico maestro durante la hora y media larga de actuación.
En cuanto al repertorio, fue prácticamente un grandes éxitos repasando todos sus trabajos, desde aquel sorprendente “Land Of Broken Hearts” de hace ya once años, hasta el último “Paper Blood”. Estructuraron perfectamente su actuación, metiendo tres piezas instrumentales en medio del set, teniendo todo estudiado y preparado al detalle (hasta los papeles con los set lists estaban plastificados y fueron recogidos al final). Pero esto, ni hizo que fuera un show cuadriculado ni estático, ni restó absolutamente nada de complicidad y entrega de todos los músicos con el público madrileño. Especialmente activos se mostraron el líder André Andersen y el bajista Per que parecía llevar toda la vida en el grupo, cuando es un recién llegado.
“Time” y “The Mission” fueron calentando al personal. Puntos álgidos antes de la primera instrumental fueron, “Never Give Up” contagiosa a más no poder, la cañera “Can’t Let Go” en la que se lució el guitarrista Marcus Jidell y única que rescataron de su irregular “Eyewitness”, o la pegadiza y hard rockera “Cold City Lights” que sonó de escándalo, como si hubiera un orfeón haciendo los coros, brutal. El pequeño interludio instrumental vino con “Martial Arts” que sirvió como intro a “Surrender”, otro buen corte más reciente, que fue seguido por la épica “Running Wild” y la relajada “Far Away” en la que John West se exhibió antes de irse a descansar y ceder el protagonismo al siguiente duelo instrumental, de la mano de Jidell con su gibson y Andersen con su teclado colgado al hombro al más puro estilo J.C. Molina.
Parte final antes de los bises con la acelerada “Lies”, “Wasted Time” tremenda una vez más con esos teclados que se te meten en la cabeza y no hay manera de sacarlos, y la acelerada “Message to God” en la que Andersen no paró de gesticular como pidiendo explicaciones a alguien allá arriba; y a todo esto sin parar de abrazarse y reír con John West que siguió enorme hasta el final.
Volvieron a salir casi inmediatamente, para retomar la recta final con un potpurrí instrumental, que engancharon con la también instrumental “SK 983” (parece mentira que esta pieza haya sido escrita en una servilleta de papel de un avión, según nos dijo Andersen), y que cerraron definitivamente con la relajada “Epilogue” de “Clown In The Mirror” y que puso un inmejorable cierre a un memorable concierto. Todos los presentes salimos absolutamente satisfechos, tanto público como músicos. Sólo me queda decir a los que no fueron, que lamentablemente ellos se lo perdieron, y que si les gusta la buena música y Royal Hunt vuelven por España no duden en ir a verlos. Buenísimos.
Mariano Palomo

BEETHOVEN R. / KATIE KING

25 de Septiembre de 2005. Sala Ritmo & Compás

Para abrir boca en sus dos actuaciones en la capital del reino, los chicos de Beethoven R. compartieron cartel junto a los sevillanos KATIE KING. Una poderosa formación de heavy metal de la que apenas conocía el nombre y que me sorprendió gratamente en su ejecutoria ante el público madrileño. Con un sonido rotundo, llegando casi a la saturación de volumen por momentos, pero que supieron equilibrar con el paso de los temas, y recordando sobremanera a los veteranos ochenteros del género en nuestro país, con pasajes muy a lo Zarpa en las líneas vocales de su buen cantante y guitarrista Larri, al que acompañaron Manu Iñigo a la otra guitarra realizando buenos solos, el tocón Miguel Guillón al bajo, y el buen aporreador Paco Rodríguez “Battery”; todos ellos completando las voces con buenos coros. Los temas que más me atrajeron fueron la reivindicativa “Opresión” con un pegadizo y participativo estribillo, y las cañeras “El Quinto Jinete” y “Letras de Sangre”. Hicieron también una rápida instrumental titulada “69” en la que lució especialmente el trabajo de guitarras, y luego dejaron explayarse a Battery con un contundente solo de batería que me pareció apreciar que incluyó fragmentos de algún tema de Slayer. Por supuesto, al ser nuevos en la plaza tenían que tirar de alguna versión, en este caso tres. La primera de sus paisanos Storm (no confundir con los A.O.R. de Kevin Chalfant) que denominaron algo así como “Rock & Roll Añejo” y que realmente fue eso, un divertido rock & roll que rompió un poco la dinámica metalera del show; la segunda fue una curiosa adaptación de “El Tren” de Leño, con un sonido prácticamente industrial y que no me hizo demasiada gracia; y casi para cerrar tiraron de topicazo con “Vamos Muy Bien” de Obús, que en está ocasión sí me convenció. Sin duda una banda interesante que habrá que tener en cuenta en el futuro.
Mariano Palomo
Y tras la contundente actuación de Katie King, llegó el turno a los madrileños BEETHOVEN R., que aún sin nuevo disco en el mercado, pero con la añorada vuelta a la formación de su carismático vocalista Iván Urbistondo, tomaron la valiente y arriesgada decisión de tocar dos noches consecutivas en Ritmo y Compás. La respuesta del público fue bastante buena la noche del sábado (en la que incluso Óscar Sancho de Lujuria salió al escenario para cantar con ellos “Muévete”); pero no así el domingo, donde se las vieron y desearon para cubrir la mitad del aforo. Con los acordes habituales de “The Black Pearl”, tema extraído de la película “Piratas Del Caribe”, la banda saltaba al escenario en medio de un calor infernal, algo a lo que por desgracia ya nos tiene acostumbrados la susodicha sala. El volumen también fue demasiado alto durante los primeros temas, pero gracias al buen trabajo del técnico de sonido se consiguió adecuarlo en el transcurso de la gala, logrando finalmente un más que aceptable resultado de ecualización. Todos estos inconvenientes no afectaron en absoluto a la actuación de unos Beethoven R. en muy buena forma, destacando sobremanera el potente chorro de voz de un pletórico Iván, que volvió a demostrar su valía como ¿mejor? vocalista hard rock patrio y humorista sin igual. No le iban a la zaga el entregado guitarrista Jose y un ilusionado Pepe Mari al bajo, desplegando energía y buen hacer como viene siendo habitual en ellos. Mención especial para un sobrio Nacho, que a pesar de su condición de “nuevo”, demostró estar plenamente integrado en el grupo, amén de ser un más que competente guitarrista. Y cómo olvidarnos del carismático batería Antonio, enormemente sólido y de inestimable ayuda en los coros. En cuanto al repertorio, tiraron obviamente de sus tres álbumes en estudio, destacando memorables interpretaciones de “Viejo Corazón De Acero”, “Siempre Unidos Al Rock & Roll” o “Ja, Ja”, por nombrar sólo unas pocas. Además, nos obsequiaron con una gran versión de “Fallen Angel” de Poison, en la cual Iván clavó la voz de Bret Michaels, y con al que más de uno nos desgañitamos cantando el conocido estribillo. Cerraron con la obligada “Muévete” de Bella Bestia, banda matriz de los propios Beethoven R., y que curiosamente a poco público vi canturrear...
Y eso fue lo acontecido, deseando que pronto podamos ver en las tiendas un nuevo CD de este buen grupo, que por derecho propio se merece estar en lo más alto del panorama musical español. Ánimo, chicos.
Rafa Carrillo
Fotos: Mariano Palomo