Thursday, July 20, 2006

VIA JAZZ 2006

Un año más Collado Villalba pone en marcha su particular festival de “Jazz”, en su cuarta edición. Y lo hace con el indudable ánimo de la mejora. Lo primero que impacta al asistente es una exquisita y cuidada producción, con alfombra roja para el público asistente incluida, moqueta en todo el recinto, y unos precios que se podrían catalogar de normales, lo que nos entusiasma, teniendo en cuenta los atracos a los que nos vemos sometidos en demasiadas ocasiones. Además servidor tuvo el placer de poder disfrutar de una pequeña carpa para prensa en la que disponíamos de ordenadores con Internet (lo que resulta muy útil, tanto para enviar crónicas, como para buscar información de interés personal sobre el evento). Han sido cuatro intensos días de música, en los que hemos podido disfrutar de más jazz que en otras ocasiones, lo que es de agradecer, pero también de una buena dosis de blues, soul y rock’n’roll.

MIÉRCOLES, 5 de julio de 2006

A pesar de las prometedoras expectativas, tuvimos que lamentar el nefasto comienzo que supuso tragarnos la actuación del humorista televisivo Mariano Mariano, al que nos vendieron como un “excelente cantante de blues, con acento de copla y alma rockera”. Nada más lejos de la realidad. Sin duda el caballero en cuestión se subió al escenario con la mejor intención, pero el nivel de interpretación fue tan bajo que quedó en evidencia en la primera canción, granjeándose poco a poco el desinterés del público, que acabó convirtiéndose en abucheos. Eso sí, acompañado de una excelente banda, entre los que quisiera destacar a Carlos Porteiro y a Nono García, si bien no tuvieron el protagonismo que se merecían.
Gracias a Terpsícore y Melpómene (musas griegas de la música y la danza), no hubo más “marianomarianos”, y el siguiente artista en subirse a las tablar del Vía Jazz fue Donna Hightower. Esta joven de 79 años conoce más que de sobra nuestro país y nuestro idioma, pues no en vano estuvo residiendo y desarrollando su arte en nuestra tierra por espacio de unos diez años. Ella fue la homenajeada del festival este año, y recibió un premio a toda su carrera, entregado por BB King entre bambalinas. Un espectacular concierto de auténtico jazz, lleno de calidad y calidez, que yo hubiera preferido disfrutar en un lugar cerrado y más pequeño. Pero a pesar de que parte de la magia que desprende esta genial intérprete se difumino en la colosal noche de tan magno evento, los que más cerca pudieron ubicarse del escenario, seguro que disfrutaron de lo lindo con su magnetizante forma de cantar.

Finalmente, como gran estrella de la noche... el rey del blues... Mr. BB King. Bastante envejecido, celebra su ochenta cumpleaños haciendo su última visita a Europa. La edad no perdona, por lo que esta era la última oportunidad de ver al gran genio junto a su inseparable Lucille, cuyo sonido nos hizo vibrar y emocionarnos como solo este gran maestro sabe hacer. Público de todo tipo y condición que iba desde lo más pijo de la sierra hasta lo más heavy de Vallekas (camisetas de Purple, Zeppelin, ¡Cannibal Corpse!, incluso del Pub La Jungla, al que servidor acude con cierta regularidad). Una mezcla perfecta entre sus blues más sensibleros, y momentos de vibrante rhythmn and blues, cuando no de puro rock’n’roll, envió nuestras mentes al mundo de lo irreal... (¿En serio estoy aquí? ¿Esto me está pasando de verdad?), mientras los cuerpos no paraban de moverse al son de unas notas musicales que hablaban de amor, recuerdos y intensa emotividad... sucedió lo que nunca había visto en este festival... se acabó la bebida en el bar...

VIERNES, 7 de julio de 2006

El jueves actuaban Randy Crawford y Joe Sample, y Wayne Shorter, pero lamentablemente me vi obligado a no asistir por problemas logísticos. Sin embargo, sí me personé el tercer día, en la enmoquetada localización serrana, para asistir a otro triple concierto, aunque en esta ocasión con la incógnita de no saber muy bien lo que iba a ver. Con un retraso más que exagerado (los rockeros estamos desgraciadamente acostumbrados a estas cosas), se subieron al escenario Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, más fácilmente llamados C.R.A.G. Cuatro músicos que editaron un disco en 1975 titulado “Señor Azul”, y que no habían vuelto a hacer nada bajo esta denominación hasta ahora. Era la primera vez que se subían a un gran escenario, pero esto no se notó en una actuación llena de soltura y tablas. Tuvieron tiempo de gastar “cienes” de bromas, mientras interpretaban muchos de los temas que contenía aquel legendario vinilo, con sonidos que ubiqué entre los primeros Asfalto, La mandrágora, ó el delicioso pop ochentero de Los secretos. Con letras llenas de mensaje, ironía, y cierta dosis de protesta social, absolutamente protagonistas de su música, encandilaron a un público que no iba a verles a ellos.


A la hora en la que debería haberse subido Al Jarreau, lo hizo Fourplay. Lo de estos chicos es fácil de explicar. Cuatro absolutos maestros instrumentistas, superdotados de la interpretación, que dieron un completo “clinic” cuádruple sobre como tocar bien sus instrumentos. Quedaros con estos nombres: Bob James a los teclados, Nathan East al bajo y la voz, Larry Carlton con la guitarra, y Harvey Mason en la batería. Un interesante repaso a su carrera, iniciada hace quince años, que sirvió para que conociéramos como se las gastan en directo estos genios que yo he tenido el placer de descubrir y admirar hoy, pero para siempre. El jazz eléctrico más puro que puedas conocer, lleno de improvisación y frescura, adornado con mil y una florituras de cualquiera de los cuatro instrumentos, que en ocasiones se convertían en auténticas batallas técnicas en las que los músicos se iban pasando el marrón de demostrar que podían hacerlo mejor que el compañero. En ocasiones con reminiscencias bluseras, o con ritmos jazzeros más clásicos, y melodías de una elegancia y estilo inconmensurables, mantenían a las miles de personas que allí nos encontrábamos boquiabiertos y en silencio absoluto... para estallar en atronadores aplausos que dejó más de una mano dolorida. Simplemente espectacular...
Tras lo contado... a las tantas de la noche, un día laborable, con la gente muy cansada... menudo papelón para Al Jarreau. Este monstruo de la voz, cuyas cuerdas vocales son un verdadero instrumento de viento, puso toda la carne en el asador. Sus geniales escalas vocales recorriendo arriba y abajo, hasta extremos imposibles, el pentagrama que tiene por mente, consiguieron erizarnos la piel. Aunque también pudiera ser el fresquito nocturno serrano. La cuestión es que la mayor parte del público no resistió todo el recital de Mr. Jarreau. Los retrasos iniciales, fueron a mi modo de ver, los principales responsables de esta pequeña decepción. Quizás un set list algo menos lento, menos jazz, hubiera ayudado. En este día también vi rockeros disfrutando del evento (un fan de Saxon disfrutando de Al Jarreau, entre otros), lo que menciono sabiendo que sois vosotros quien leéis estas líneas.

SABADO, 8 de julio de 2006




No lo niego... esperaba aburrirme de lo lindo ante los rumores sobre su concierto en Valencia. Hablo de Bob Dylan. Un personaje que lleva sin voz tanto tiempo que pocos recuerdan cuando cantaba bien (si alguna vez lo hizo), subido en su propio olimpo de músico endiosado, lejano a la plebe... había que verle al menos una vez en la vida, y este fue mi momento, a pesar de las fundadas dudas que me acechaban. Exigió ser único artista en este día, y a las nueve en punto comenzaba a sonar la intro que daría inicio a su actuación. Cuando por fin se subió al escenario, mis miedos comenzaron a hacerse realidad... a medias... por una parte resultó molesto que no se dignara ni a mirar a las casi diez mil personas que allí nos encontrábamos... ¡ni un triste hola para la gente sin la cual él no cobraría ni un duro!... Sin embargo me sorprendí gratamente al verle rodeado de una potente banda, que puso al público a votar desde el principio. Público facilón (que todo hay que decirlo) seguramente conocedor de la particular personalidad del elemento en cuestión, se dejó llevar por una descarga más rockera de lo esperado, sin tener en cuenta los negativos matices que “adornan” al minessotano (¿se puede decir minessotano?) personaje. Stuart Kimball y Dennis Freeman a las guitarras, Tony Garnier al bajo, George G. Recile en la batería y Donnie Herron en los vientos fueron los responsables de que hoy estemos hablando de un recital de Dylan impresionante. Mientras Bob se comía con los ojos su teclado, al que trató demasiado amablemente, y recitaba con su penosa garganta cada canción, la banda dio cuerpo a cada tema para convertir la noche en inolvidable. Debo reconocer la indudable habilidad de Dylan para rodearse de la gente apropiada... esto también es un mérito y hay que reconocerlo. Resultó difícil reconocer alguna canción, pero te puedo mencionar entre las ausentes “Blowin’ the wind”, y entre las que sonaron “Mr. Tambourine”, y “Like a rolling stone”, así como “All alone the watchtower”, que interpretaron al modo Jimmy Hendrix... (ó así me lo aprendí yo)... que, seguida de unos espléndidos fuegos artificiales, dieron por concluida las dos inolvidables horas de Dylan en directo. Ya tengo algo más que contarles a mis nietos... je, je, je...

Carlos Treviño Cobo

FESTIVAL LORCA ROCK 2006

17 de junio de 2006. Recinto Ferial Santa Quiteria. Lorca Murcia

Nueva edición, y ya van nueve de este festival que se ha convertido en referencia ineludible dentro del panorama metalero en España. Y en esta ocasión los organizadores, a los que agradecemos su esfuerzo y sus atenciones con Alianza sobre todo a Marisa, han querido dar una vuelta de tuerca más y experimentar con nuevas propuestas. Concretamente este año han querido utilizar dos escenarios y cambiar una vez más de recinto de celebración de las actuaciones, en este caso en lugares cubiertos. Y la verdad es que la cosa resultó más o menos a medias. Es una buena forma de ampliar la oferta musical para que entren el mayor número de bandas, rescatando grupos que nunca habían actuado en nuestro país, o que raramente se ven por aquí, pero sinceramente es absolutamente matador para los asistentes, ya que si uno quiere ver a la mayoría de los artistas tiene que pegarse una paliza física brutal, evidentemente verlo todo entero es materialmente imposible, ya que los horarios de las actuaciones se solapaban, unas más que otras, algo que afortunadamente no ocurría con el sonido. Los accesos eran cómodos, y los precios de bebida y comida, así como la atención del personal en las barras fue bastante correcto.

En cuanto a los escenarios en sí, empezando por el pequeño, “Beta”, era un pabellón cubierto puro y duro, totalmente diáfano y con capacidad para unas dos mil quinientas – tres mil personas y en el que en ningún momento hubo excesivas apreturas, y que, por lo que nos comentan ya que apenas pasamos un par de veces por él, gozó de un sonido bastante bueno en general, sobre todo con bandas como Exodus, Onslaught, Anvil y Firewind. Poco más os podemos contar sobre este escenario.

Escenario Alpha. Aquí es donde invertimos un buen número de horas del pasado 17 de junio, desde la una de la tarde más o menos que llegamos al recinto, hasta bien pasadas las cuatro de la madrugada en que lo abandonamos, pudimos disfrutar de actuaciones geniales como las de Gotthard, Whitesnake y sobre todo Queensryche, bastante correctas como las de House of Lords, Twisted Sister y Tigertailz, y para olvidar, bajo nuestro modesto punto de vista, como la de Hanoi Rocks, de los que no vimos demasiado ya que nos quemaron enseguida, pero con la que hubo gente que disfrutó mucho. Sobre Ill Niño que también actuaron en este escenario nos comentaron de todo, desde gente que le pareció de lo mejor del festival, hasta otros que apenas aguantaron dos temas; para gustos están los colores. En cuanto a accesibilidad y visibilidad el recinto de este escenario para el público no era bueno, ni mucho menos, y fue, junto con el sonido de algunas bandas lo más negativo del festival.
Empezamos a desgranar brevemente cada una de las actuaciones a las que asistimos en su totalidad.

TIGERTAILZ
Dos de la tarde, calor para regalar, carpa de uralita cerrada, y allí que salieron cuatro galeses llenos de pinturas y laca para calentar aun más el ambiente con su glam rock vacilón y directo. Ese era su cometido y lo cumplieron perfectamente, teniendo además un bastante buen sonido, de los mejores del recinto, algo que por desgracia no ocurriría con otras formaciones. Muchos, me incluyo, apenas conocíamos su archiconocido “Bezerk”, y ellos lo sabían y tiraron por la vía más lógica, tocando de él la mayoría de su repertorio, cortes como “Sick Sex”, “Love Overload”, “I Can Fight Dirty Too” o “Noise Level Critical” hicieron que el personal, congregado ya en buen en número a pesar de lo temprano de la hora, botara y se entregara al grupo como si fueran los últimos en salir. La imagen provocadora, aunque un poco ridícula en algún caso, de los músicos dio color a una actuación técnicamente correcta, y con energía sobre todo a cargo del cantante y guitarrista Kim Hooker, bien secundado por el guitarrista Jay Pepper y el bajista Pepsi Tate, mientras el batería Ace Finchum cumplía su labor aporreadora desde el fondo. Supieron además terminar por todo lo alto con “su canción”, “Love Bobmb Baby” del mencionado “Bezerk” y con una no tan correcta versión de “Highway To Hell” de AC/DC, pero que sirvió perfectamente para meter en faena a todos los que íbamos a disfrutar de una buena jornada rockera que no había hecho más que empezar.

Mariano Palomo
GOTTHARD
Puede que ni la hora, ni el sitio ni el público fueran los mejores para la actuación de los suizos Gotthard. En aquella amalgama de gente, muchos apenas conocían a los que quizás sean, hoy por hoy, de los mejores grupos de hard rock melódico europeos. La hora era de lo más temprano y el lugar rezumaba calor, tanto físico como humano. Nada de eso importó a Steve Lee y compañía. A los sones de “All We Are”, salieron a por todas, conscientes del momento dulce que atraviesan, tanto en directo como en estudio. Con una extensa gira europea, que les trajo ya por varias ciudades españolas la primavera pasada, y recién publicado su espléndido “Live In Switzerland”, el oficio y la calidad de Gottahrd están fuera de toda duda. Continuaron con la pegadiza “Dream On”, para enlazar con la estupenda cover del clásico de Deep Purple, “Hush”. La distorsionada y rotunda “Mountain Mama” terminó de enganchar a la audiencia, que se volcó con el grupo. Leo Leoni es un gran guitarrista, protagonista de la mayoría de los solos, y Steve Lee ofrece todo un curso vocal, además de llenar de protagonismo todo el escenario. Siguieron por una senda más melódica, que dominan a la perfección, con medios tiempos como “I Wonder”, “Make My Day” o “Let It Be”, demostrando que puedes sonar rockero, sensible y nada empalagoso. La recta final corrió a cargo de clásicos en su repertorio como “Firedance”, “Litf U Up” y la recordada “Anytime, Anymhere”, cantada a coro por un público entregado. Son varias las actuaciones que Gotthard tiene comprometidas por territorio español. Un grupo de hard rock que empezó a funcionar allá por 1992, y que después de largo tiempo, y gracias sobre todo a su cambio de compañía discográfica y a un magnífico último trabajo, “Lipservice”, empiezan a ser reconocidos y admirados en España. Un concierto estupendo, lleno de calidad e intensidad. Los que conocemos a Gothard teníamos claro que no iban a defraudarnos.

HOUSE OF LORDS
¿Podías imaginarte ver en directo a House of Lords?. Es increíble lo que tienen de sí estos festivales. Un grupo de culto, añorado por muchos, que representan el sumum del hard rock USA. Vale que cualquier tiempo pasado fue mejor, y que ya no están en sus filas grandes como Chuck Wright, Lanny Cordola, Tommy Aldridge o el mismísimo Gregg Giuffria. Pero ojo con la formación de su último gran trabajo, “World Upside Down”, con James Christian cumpliendo con creces a las voces y con dos notables descubrimientos, el guitarrista Jimi Bell y el bajista Chris Macvill, que aportó además un notable esfuerzo a los coros.
El concierto de House of Lords tuvo dos pegas, la primera, que echamos en falta los magníficos teclados de sus temas clásicos, que no estaban ni siquiera pregrabados. Es evidente que escuchar canciones inolvidables como “Sahara”, “Love Don´t Lie” o “Pleasure Palace” sin teclas te deja, por lo menos, un tanto decepcionado. La segunda, la corta duración del show, apenas once temas, que dejaron al público con ganas de mucho más. En la parte positiva, James Christian sigue teniendo una estupenda y personalísima voz, que no defraudó a los presentes. El resto del grupo estuvo a la altura, con el estupendo guitarrista Jimi Bell, poco afable y nada espectacular, pero poderoso con su instrumento y sonando muy duro en la mayoría de los solos. El resto del line up, con el bajista a la cabeza, cumplieron con creces.
El repertorio, aunque corto, fue una mezcla perfecta de clásicos y cortes de su nuevo y brillante álbum, “Wold Upside Down”. De este último, tocaron “I´m Free”, “Rock Bottom” y “These Are The Times”. Gustaron, pero me quedo con otras canciones del disco, como “SOS In America”. De sus clásicos, cargaron las tintas en su inolvidable y majestuoso primer disco, “House Of Lords”, con temas como “Pleasure Palace”, “Edge Of Your Life”, la maravillosa “Love Don´t Lie” y “Slip of the Tongue”, con la que cerraron el concierto. Como siempre, todos queremos más, y añoramos tiempos pasados. Pero fue un buen concierto, y al menos podremos decir que vimos a House Of Lords en directo.

WHITESNAKE
Existen grandes grupos que hoy por hoy viven del pasado, de su legado musical. Whitesnake, es decir, David Coverdale y sus chicos, han encontrado una fórmula perfecta para seguir siendo grandes y no sonar añejos y gastados, ¿Qué han hecho?. No tienen nuevo disco en el mercado, ni nuevos temas que ofrecer, pero juegan con la ansiedad de un público fiel que les idolatra. Sus canciones marcan la historia del hard rock, todo el mundo las conoce, sea de la generación que sea y tengan los años que tengan. Además, han renovado la formación con dos guitarristas que aportan mayor garra y dureza a las canciones, dándolas matices distintos. Por supuesto, todos los músicos que rodean al Sr. Coverdale son fantásticos, y dan a los conciertos un plus de calidad y oficio que, unido al buen estado vocal del fundador de Whitesnke, hacen el resto. Si coges su último álbum en directo, publicado en formato audio/dvd, el set list es prácticamente el mismo. Arrancaron el show con un meddley “Burn / Storbringer” que nos puso a todos firmes, para continuar con cortes clásicos como “Slide It In”, la desgarradora “Love Ain´t No Stranger” y la maravillosa y coreada por todos “Fool For Your Loving”. Sin duda, Whitesnake eran los cabezas de cartel del festival, y ejercieron como tal. Con un recinto abarrotado, con un público fiel y entregado, siguieron con su archiconocida “Is This Love”, además de la blusie “Ready And Willing”, que me encanta. Coverdale es inteligente, se toma su tiempo y otorga protagonismo al resto de la banda. Sonaron entonces “Snake Dance”, enlazada con los solos de guitarra de Doug Aldrich y de Reb Beach. Especialmente brillante el del primero, que también tuvo un mayor protagonismo en los solos a lo largo del concierto. Vuelta de Coverdale al escenario con “Crying In The Rain”, en tema legendario, que gustó a todos, pero que necesitó de efectos( las cuerdas vocales se desgastan, no se puede hacer milagros). Continuó el solo de batería de Tommy Aldridge, poderoso y muy visual, toda una máquina (me recordó al malogrado Randy Castillo con Ozzy, espectacular golpeando a mano descubierta los platos). Siguieron con “Ain´t No Love in the Heart of the City”, que empezó bien pero se hizo bastante larga y pesada. La recta final del show fue fantástica, con “Give Me All Your Love”, “Here I go again” (como me pone esta canción, y creo que a todos), “Take Me With You” y una interpretación apasionada y muy cañera a las guitarras de “Still of the Night”. Era obvio que Whitesnake tenían que volver al escenario. El público estaba entregado, había coreado todas y cada una de las canciones (un álbum de grandes éxitos en directo) y querían más de las Serpientes blancas. Me sorprendió que eligiera un clásico como “Soldier of Fortune” para abrir fuego, pero continuaron con “Bad Boys” y “Children of the Night” como broche final, y ardió el escenario. Un gran concierto, propio de la leyenda de Whitesnake. Los chicos de Coverdale a pleno rendimiento.
Jesús “Nono” García
TWISTED SISTER
Si hay una banda que ha sabido sacarle el máximo provecho a sus limitadas capacidades musicales esta ha sido sin duda Twisted Sister. Sin ser ninguno de sus componentes músicos de primer nivel, ni siquiera de segundo en algún caso, pero contando con un puñado de buenos y pegadizos temas y con el valor añadido inconmensurable de contar entre sus filas con un fontman tan espectacular y único como Dee Sneider, uno ya sabe lo que se va a encontrar cuando asiste a un concierto de los californianos, actitud, ganas, diversión y hasta mala leche por momentos. El repertorio es el de siempre, abriendo con “What You Don’t Know (Sure Can Hurt You)”, seguida de “The Kids Are Back” una de mis preferidas. En este momento el público que abarrotaba el recinto de la carpa Alpha, aunque algo menos que con Whitesnake, ya estaba comiendo en la palma de la mano de Dee y compañía. La cosa se endureció con “I Believe In Rock And Roll”, “Stay Hungry” y “Burn In Hell” y se empezó a poner patas arriba con el tema party más conocido de la historia del hard rock, “We’re Not Gonna Take It”. Y se puso todo patas arriba literalmente, incluido el escenario donde el micro de Dee Sneider decidió que no quería sonar con el correspondiente monumental cabreo del vocalista que se lió a patadas con los monitores del escenario (no me hubiera gustado ser el técnico de sonido en ese momento), aunque la verdad es que la voz de Sneider tampoco era muy necesaria ya que el tema fue coreado íntegramente por todo el público. De aquí hasta el final la cosa se fue arreglando, aunque el sonido desde luego no fue el mejor de la noche, más bien de los peores, y siguieron dando caña, aunque parece que estuvieron a punto de abandonar la actuación. Se sobrepusieron a los inconvenientes y dieron una hora más de cera sin tregua, algo que les honra, pero que a un servidor acabó agotándole por completo dadas las horas en las que nos movíamos y la cantidad de tiempo que llevábamos en pie. “Shoot’em Down” sonó rabioso como pocos, me temo que con dedicatoria incluida, “Horror Teria / Captain Hodwie” resultó bastante espesa, y la cosa mejoró con “You Can’t Stop Rock’n’Roll” y con la preciosa “The Price”. Todo esto preludio de un final demasiado pesado para mi, con unas extensísimas “I Wanna Rock” y “SMF” (Sick Mother Fucker) esta sí que sin duda con dedicatoria de la banda para más de uno que no les hizo demasiado caso. Un concierto más de Twisted Sister que hacen siempre lo mismo, y casi siempre lo hacen bien.

QUEENSRYCHE
Y llegó la guinda del pastel. Muchas horas esperando, el cuerpo como un ocho, pero finalmente, mereció la pena. Cuando muchos ya habían tirado la toalla y tuvieron que irse a descansar los que aguantamos en pie, menos de la mitad de los congregados en las horas punta, obtuvimos merecida recompensa. Sólo por la actuación de los de Seattle este viaje y el consecuente desgaste tuvo su recompensa. ¡Qué Maravilla!, no encuentro adjetivos suficientes para calificar la hora y cuarto de ARTE con mayúsculas que nos ofrecieron estos pedazo de músicos, brillantes, elegantes, precisos, dramáticos, profesionales, arrogantes, quizá sean algunos de los que podían aplicárseles. Alguno se enfadó con el retraso, algo nada habitual en el festival, de media hora en el que ajustaron a la perfección el equipo de sonido de esta máquina de precisión que es Queensryche. Sin apenas montaje, con un escenario prácticamente vacío y sin ningún tipo de presentación, empezaron a sonar las primeras notas de la magna ópera “Operation Mindcrime” mientras el guitarrista Mike Stone se acercaba al borde del escenario con su hacha para empezar a destripar las primeras notas de la enorme “Revolution Calling”. Desde este momento todos comprendimos lo bien invertida que estuvo esa media hora de ajustes de sonido. Perfecto, sencillamente perfecto, entrando con la voz absolutamente increíble de Geoff Tate para darle toda la arrogancia y calidad que hay que ponerle a una actuación. A partir de aquí se fue desgranando toda la historia conceptual de la Hermana Mary y compañía. Una hermana Mary que apareció en escena con “Operation Mindcrime” encarnada en la persona de la vocalista americana Pamela Moore que puso toda su imagen y capacidad vocal como contrapunto al atormentado Tate. Fue todo una representación teatral, llena de intensidad y dramatismo, en la que cada uno de los participantes rayó a una altura espectacular, desde los ya comentados, pasando por Scott Rockenfield esa máquina de golpear o acariciar los tambores según lo requiera la ocasión y que no falla un solo golpe, a los no menos precisos y técnicos Michael Wilton a la guitarra y Eddie Jackson al bajo que además hicieron un grandísimo trabajo en los coros. “Spreading The Disease”, “Suite Sister Mary” de nuevo con protagonismo para Pamela al igual que “The Needle Lies” continuaron espectaculares y derrochando sentimiento, en esta última Tate sacó a escena una pistola con la que amenazó a Pamela, pero finalmente no la utilizó. Vino uno de lo puntos culminantes del show, y os aseguro que me resulta muy difícil destacar alguno sobre el resto, con la interpretación magistral de “I Don’t Believe In Love” que me puso los pelos de punta y que supuso el puente entre la primera y segunda parte de la obra conceptual. Segunda parte que se abrió con “I’m American” y “One Foot In Hell” sonando bastante mejor que en el disco, realmente potentes y aceleradas, mientras que “Hostage” y “Hands” nos dieron un pequeño respiro, sin perder un ápice de intensidad. “Murderer” llevó de nuevo a escena la pistola de Tate, que en este caso sí utilizó ejecutando a otro personaje con aspecto de sacerdote que apareció sobre las tablas con los ojos vendados y que acabó atado a una silla con un tiro en la cabeza, puro dramatismo. El cierre de la historia vino con la inmensa “Eyes Of A Stranger”, otro de los momentos cumbre que fue sencillamente brutal, con Tate enfundado en una camisa de fuerza, cantando magistralmente con un micro inalámbrico sujeto a su cabeza, y cerrando el tema con un grito sostenido y prolongado que resultó absolutamente increíble. Pero la fiesta no se había terminado, faltaban los bises y afortunadamente no nos hicieron esperar mucho, volvieron para regalarnos, ya fuera de “Operation Mindcrime”, otras dos obras de arte como fueron “Jet City Woman” y “Empire” sencillamente increíbles. En fin, a alguno le puede parecer que exagero, pero la verdad es que si no has estado allí es muy difícil expresar con palabras lo que Queensryche nos hicieron experimentar esta noche. En mi modesta opinión y en la de alguno más, sin duda la mejor actuación que hemos visto en muchos años, y seguro la mejor que ha habido en todas las ediciones del Festival Lorca Rock. Señores promotores, por favor, ¿a que esperan para traerlos a Madrid con todo su montaje y espectáculo? Seguro que el público sabrá agradecérselo.
Mariano Palomo