THUNDER / GLYDER
1 de marzo de 2007. Sala Heineken
Mucho, muchísimo tiempo llevábamos esperando la noche del pasado primero de marzo, y la verdad es que la espera mereció la pena con creces. Por fin volvían a España Thunder, una de las mejores, sino la mejor, banda de hard rock surgida en el Reino Unido desde finales de los ochenta. Y una vez más volvieron a demostrarlo. Pero vamos por partes.
Abrieron fuego los jovencísimos irlandeses GLYDER, un cuarteto que a pesar de su bisoñez se movieron con soltura y confianza en las tablas de la céntrica sala madrileña. Venían presentando su primer y único trabajo hasta la fecha, “Colour Of Money” que ya nos llamó la atención por su sonido añejo cercano al de sus paisanos y maestros Thin Lizzy. Y el otro día refrendaron en directo todo lo que se les intuía en disco, con una fuerza y actitud importantes, marcado por ese indiscutible legado que han dejado en tantas bandas Phil Lynott y compañía.Desde su disposición en escena con el cantante y bajista Tony Cullen que lo hizo bastante bien, flanqueado a izquierda y derecha por los guitarristas Pete Fisher que físicamente recordaba mucho a John Sykes y Bat Kinae que también ayudó en los coros, y respaldados por el pelado batería Davy Ryan que cumplió perfectamente su papel. Buena aportación y buena forma de calentar a un público que ya íbamos metiéndonos en harina. Habrá que seguirles la pista.Y llegó el gran momento, tras una curiosa intro discotequera aparecieron en escena THUNDER. Desde el primer segundo se respiraba algo especial, la gente tenía ganas, la banda tenía ganas, y como calidad les sobra el resultado no pudo ser mejor. Dos hora de puro hard rock bien hecho, elegante, divertido, directo, con actitud, en fin me faltan los adjetivos, pero el caso es que por esta gente parece que no pasa el tiempo y no se pliegan ante modas pasajeras ni imposiciones externas, siguen haciendo lo que mejor saben y de qué manera.
Además de por volver a disfrutar de ellos tras su prolongada ausencia en los escenarios españoles, teníamos el aliciente de disfrutar en directo algunos de los temas de sus tres fabulosos álbumes, “Shooting At The Sun”, “The Magnificent Seventh” y el más reciente “Robert Johnson’s Tombstone”. Con una sencilla puesta en escena, sin apenas montaje y entregándose con quinceañeros que acaban de comenzar estos cinco británicos disfrutaron y nos hicieron disfrutar de lo lindo. Al frente de la fiesta Mr. Danny Bowes, un inmenso vocalista que además supo mover a la gente como nadie, mostrando su buenísimo estado de forma con su voz llenando de clase y feeling cada una de sus intervenciones. No se quedaron atrás ni mucho menos el resto, con un genio de las seis cuerdas como Luke Morley que alternó su flyin’ roja con la Gibson Les Paul más clásica dando una clase de cómo llegar al público sin necesidad de correr como un loco por el mástil o de intentar filigranas imposibles.Además perfectamente acompañado por Ben Matthews que tuvo también una destacadísima participación toda la velada, tanto con sus buenos solos de guitarra, como haciéndose cargo de las teclas cuando era necesario. La solidez la pusieron Chris Childs con su bajo y el carismático Harry James en la batería, que en esta ocasión no tuvo tanto protagonismo con sus habituales excentricidades, peluca afro aparte en uno de los temas, y que sigue siendo un gran aporreador. Todos ellos metiendo unos coros magistrales y consiguiendo que junto con el muy buen sonido del que disfrutamos sus dos horas de actuación se nos pasaran volando.El repertorio fue muy bien escogido, siempre se echan temas en falta (“Better Man”, “Castles In The Sand”, “Everybody Wants Her”, "Like A Satellite"...), pero en mi opinión supieron mezclar perfectamente su clásicos de siempre de sus primeros discos, con los temas nuevos que para muchos ya se han convertido también clásicos. Abrieron con “Loser” y ya la cosa empezó a calentarse, y subió aun más la temperatura con “Dirty Dream” un directísimo tema de su última obra que caló en la audiencia de inmediato y que prácticamente ya no paró de botar y cantar hasta el final.
Tras estos dos buenas andanadas recuerdos maravillosos con “Higer Ground”, la inmensa “Low Life In High Places” que fue coreada al unísono por los asistentes, “Laughing On Judgement Day” y la fantástica versión del clásico de Steve Winwood “Gimme Some Lovin’” que ya prácticamente se han apropiado y que supuso toda una explosión de alegría y diversión con la destacada presencia de los teclados de Ben Matthews. A continuación otro par de píldoras de su nuevo disco, el tema que le da título “Robert Johnson’s Tombstone” que sonó de impresión con Luke Morley acompañando con la harmónica y dando ese rollo blusero que lo impregna, y a la que siguió la balada “A Million Faces” llena de sentimiento cantada con el alma por Bowes.Paréntesis para los clásicos con “River Of Pain”, absolutamente grandiosa, y continuación con nuevos pelotazos como “The Devil Made Me Do It” con un rollo vacilón con nos puso a movernos sin remedio, al igual que la tremenda “Fade Into The Sun”. “Love Walked In” hizo que más de uno nos dejáramos la garganta cantándola, demostrando el porque es uno de los mejores medios tiempos que uno se puede echar al oído y cierre pre bises con la totalmente fiestera “I Love You More Than Rock’n’Roll” evidentemente también coreada sin pausa y con Ben Matthews dándole al cencerro marcando el ritmo de un temazo buenísimo, sencillo y directo.
Retorno a las tablas con la directa en la misma línea con “Can’t Keep A Good Man Down” adornada por la participación absoluta del personal coreando su estribillo y que a pesar de su corta historia desde su penúltimo trabajo fue de las que mejor funcionó con Bowes en su salsa moviéndonos a todos a su antojo. El cierre más clásico lo pusieron “Backstreet Symphony” donde los guitarristas volvieron a salirse, y el fin de fiesta con el himno “Dirty Love” que alargaron haciéndonos partícipes del tema con bastantes “Na, Na, Na, Naranas” y que supuso el broche de oro para inolvidable noche. Sólo queda esperar que sigan ofreciéndonos discos tan buenos como los que han sacado y que la próxima vez no pase tanto tiempo para poder volver a verles en directo por aquí. Yo desde luego no pienso perdérmelos por nada del Mundo, hace un par de días que les vi y ya estoy deseando volver a verles. ENORMES.
Mucho, muchísimo tiempo llevábamos esperando la noche del pasado primero de marzo, y la verdad es que la espera mereció la pena con creces. Por fin volvían a España Thunder, una de las mejores, sino la mejor, banda de hard rock surgida en el Reino Unido desde finales de los ochenta. Y una vez más volvieron a demostrarlo. Pero vamos por partes.
Abrieron fuego los jovencísimos irlandeses GLYDER, un cuarteto que a pesar de su bisoñez se movieron con soltura y confianza en las tablas de la céntrica sala madrileña. Venían presentando su primer y único trabajo hasta la fecha, “Colour Of Money” que ya nos llamó la atención por su sonido añejo cercano al de sus paisanos y maestros Thin Lizzy. Y el otro día refrendaron en directo todo lo que se les intuía en disco, con una fuerza y actitud importantes, marcado por ese indiscutible legado que han dejado en tantas bandas Phil Lynott y compañía.Desde su disposición en escena con el cantante y bajista Tony Cullen que lo hizo bastante bien, flanqueado a izquierda y derecha por los guitarristas Pete Fisher que físicamente recordaba mucho a John Sykes y Bat Kinae que también ayudó en los coros, y respaldados por el pelado batería Davy Ryan que cumplió perfectamente su papel. Buena aportación y buena forma de calentar a un público que ya íbamos metiéndonos en harina. Habrá que seguirles la pista.Y llegó el gran momento, tras una curiosa intro discotequera aparecieron en escena THUNDER. Desde el primer segundo se respiraba algo especial, la gente tenía ganas, la banda tenía ganas, y como calidad les sobra el resultado no pudo ser mejor. Dos hora de puro hard rock bien hecho, elegante, divertido, directo, con actitud, en fin me faltan los adjetivos, pero el caso es que por esta gente parece que no pasa el tiempo y no se pliegan ante modas pasajeras ni imposiciones externas, siguen haciendo lo que mejor saben y de qué manera.
Además de por volver a disfrutar de ellos tras su prolongada ausencia en los escenarios españoles, teníamos el aliciente de disfrutar en directo algunos de los temas de sus tres fabulosos álbumes, “Shooting At The Sun”, “The Magnificent Seventh” y el más reciente “Robert Johnson’s Tombstone”. Con una sencilla puesta en escena, sin apenas montaje y entregándose con quinceañeros que acaban de comenzar estos cinco británicos disfrutaron y nos hicieron disfrutar de lo lindo. Al frente de la fiesta Mr. Danny Bowes, un inmenso vocalista que además supo mover a la gente como nadie, mostrando su buenísimo estado de forma con su voz llenando de clase y feeling cada una de sus intervenciones. No se quedaron atrás ni mucho menos el resto, con un genio de las seis cuerdas como Luke Morley que alternó su flyin’ roja con la Gibson Les Paul más clásica dando una clase de cómo llegar al público sin necesidad de correr como un loco por el mástil o de intentar filigranas imposibles.Además perfectamente acompañado por Ben Matthews que tuvo también una destacadísima participación toda la velada, tanto con sus buenos solos de guitarra, como haciéndose cargo de las teclas cuando era necesario. La solidez la pusieron Chris Childs con su bajo y el carismático Harry James en la batería, que en esta ocasión no tuvo tanto protagonismo con sus habituales excentricidades, peluca afro aparte en uno de los temas, y que sigue siendo un gran aporreador. Todos ellos metiendo unos coros magistrales y consiguiendo que junto con el muy buen sonido del que disfrutamos sus dos horas de actuación se nos pasaran volando.El repertorio fue muy bien escogido, siempre se echan temas en falta (“Better Man”, “Castles In The Sand”, “Everybody Wants Her”, "Like A Satellite"...), pero en mi opinión supieron mezclar perfectamente su clásicos de siempre de sus primeros discos, con los temas nuevos que para muchos ya se han convertido también clásicos. Abrieron con “Loser” y ya la cosa empezó a calentarse, y subió aun más la temperatura con “Dirty Dream” un directísimo tema de su última obra que caló en la audiencia de inmediato y que prácticamente ya no paró de botar y cantar hasta el final.
Tras estos dos buenas andanadas recuerdos maravillosos con “Higer Ground”, la inmensa “Low Life In High Places” que fue coreada al unísono por los asistentes, “Laughing On Judgement Day” y la fantástica versión del clásico de Steve Winwood “Gimme Some Lovin’” que ya prácticamente se han apropiado y que supuso toda una explosión de alegría y diversión con la destacada presencia de los teclados de Ben Matthews. A continuación otro par de píldoras de su nuevo disco, el tema que le da título “Robert Johnson’s Tombstone” que sonó de impresión con Luke Morley acompañando con la harmónica y dando ese rollo blusero que lo impregna, y a la que siguió la balada “A Million Faces” llena de sentimiento cantada con el alma por Bowes.Paréntesis para los clásicos con “River Of Pain”, absolutamente grandiosa, y continuación con nuevos pelotazos como “The Devil Made Me Do It” con un rollo vacilón con nos puso a movernos sin remedio, al igual que la tremenda “Fade Into The Sun”. “Love Walked In” hizo que más de uno nos dejáramos la garganta cantándola, demostrando el porque es uno de los mejores medios tiempos que uno se puede echar al oído y cierre pre bises con la totalmente fiestera “I Love You More Than Rock’n’Roll” evidentemente también coreada sin pausa y con Ben Matthews dándole al cencerro marcando el ritmo de un temazo buenísimo, sencillo y directo.
Retorno a las tablas con la directa en la misma línea con “Can’t Keep A Good Man Down” adornada por la participación absoluta del personal coreando su estribillo y que a pesar de su corta historia desde su penúltimo trabajo fue de las que mejor funcionó con Bowes en su salsa moviéndonos a todos a su antojo. El cierre más clásico lo pusieron “Backstreet Symphony” donde los guitarristas volvieron a salirse, y el fin de fiesta con el himno “Dirty Love” que alargaron haciéndonos partícipes del tema con bastantes “Na, Na, Na, Naranas” y que supuso el broche de oro para inolvidable noche. Sólo queda esperar que sigan ofreciéndonos discos tan buenos como los que han sacado y que la próxima vez no pase tanto tiempo para poder volver a verles en directo por aquí. Yo desde luego no pienso perdérmelos por nada del Mundo, hace un par de días que les vi y ya estoy deseando volver a verles. ENORMES.
Mariano Palomo
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