HAMMERFALL / KROKUS / THE POODLES
Prácticamente tres generaciones musicales se daban cita en la céntrica sala Joy Eslava para disfrutar de unas formaciones que, cada una en su estilo, su público y sus formas tenían su cuota de atractivo como para acercarnos a este poco habitual recinto en lo que a descargas rockeras se refiere.
Algo que se notó sobre todo en lo temprano de la hora de comienzo de los elegidos para abrir fuego esta noche, los suecos THE POODLES, de los que sólo pude presenciar los dos últimos temas cuando entré a la sala apenas pasadas las siete y media de la tarde. Aunque por lo visto y según me contaron tampoco tocaron mucho más, media hora aproximadamente que aprovecharon a la perfección para presentar algunos de los mejores temas de su magnífico trabajo debut “The Metal Will Stand Tall”. Concretamente antes de que llegara a la sala cayeron además del tema que da título al álbum, “Echoes From The Past”, “Shadows” y “Number One” que por lo visto sonaron muy bien, al igual que las que ya pude presenciar en directo, un nuevo corte que supongo que aparecerá en su próximo disco, y la buenísima y pegadiza “Night Of Passion” llena de melodía y fuerza.
Mención especial para la buena actitud general de todos los componentes de la banda, entregados a un público que en su inmensa mayoría no les conocían pero a los que supieron ganarse. Muy buena la labor del frontman Jakob Samuel tanto en lo puramente musical como en su ejecutoria vocal, bien secundado por los dos Pontus, Norgen el experto guitarrista de Talisman entre otros y Egberg el bajista que completaba la base rítmica con el vistoso batería Christian Lundqvist.
Desgraciadamente poco más puedo contaros de esta banda, que por lo poco que pude ver han conseguido que ya esté deseando asistir a un concierto completo suyo en condiciones.
Una vez pasada la primera embestida con The Poodles, salía a escena una veterana banda suiza que probablemente nunca haya tenido el reconocimiento que se merecen por su dilatada e interesante trayectoria musical. KROKUS volvían a Madrid tras el tremendo fiasco que supuso, en lo que a público se refiere, su anterior visita a la capital; pero esta vez el aforo era mucho más apropiado y además se lo llevaron de calle y en mi opinión se convirtieron en los triunfadores de la velada.
La banda del carismático vocalista Marc Storace salió desde el primer acorde a darlo todo sin tregua, puro rock’n’roll con clase y actitud, coronado con un muy buen sonido y unos temas perfectamente seleccionados y hechos para el directo. Abrieron con “Heatstrokes”, consiguiendo que empezáramos a movernos sin remisión hasta el final siguiendo el frenético ritmo marcado por el activo bajista Tony Castell y por el poderoso batería ex Accept y ex Helloween Stefan Schwartzmann. Las guitarras del posturas Domique Favez y del menos móvil Mandy Meyer (ex Gotthard entre otros) siguieron rasgándose llenas de caña con el tema que da título a su último disco “Hellraiser”, pero igualmente sonando limpias y para nada saturadas. Continuaron con la más melódica “Angel Of My Dreams” que sonó realmente bien al igual que en el disco aunque algo más acelerada.
Siguió la caña con “Bad Boys Rag Dolls”, para levantar un poco el pie del acelerador con el magnífico medio tiempo “Screaming In The Night”, un tema que supera ampliamente la veintena de años de antigüedad y que fue uno de los momentos álgidos de la actuación para los más nostálgicos seguidores del grupo. Y de aquí al final puro y duro rock’n’roll que por momentos sonaba a los propios AC/DC, o a la versión más cañera de sus paisanos Gotthard. Desde la versión de “American Woman” de Buchman Turner Overdrive que ya han hecho suya desde hace tiempo, hasta la final “Rock & Roll Tonight”, pasando por “Easy Rocker” y “Rock City” que como se puede comprobar por sus títulos pusieron rock, rock y más rock del bueno en el final de la cita.
Repito para mí, Krokus fueron los auténticos triunfadores de la noche, pudieron sacarse la espina de su anterior y casi desapercibida visita y nos regalaron un pedazo de show, esperemos que la próxima vez dispongan de más tiempo.
Y ya con la sala prácticamente llena hasta arriba, les tocaba el turno a los cabezas de cartel, HAMMERFALL. Una formación que no son excesivamente originales ni improvisadores en sus conciertos, prácticamente vistos una vez vistas todas, pero que saben perfectamente lo que quiere escuchar su entregada audiencia y que lo interpretan a la perfección show tras show.
Aunque en esta ocasión no pareció que fuera la más brillante de todas las que les he visto, y han sido unas cuantas, sobre todo por el estado de la voz de Joacim Cans que me pareció estar en su momento más bajo desde que yo lo recuerdo, sin subir apenas e incluso olvidando algún que otro fragmento de un tema, anecdótico más que nada pero así fue.
Pero como los suecos ya están bastante curtidos supieron disfrazar estas carencias con los buenos coros que insertan en sus temas tanto a cargo de los propios músicos del grupo como de la incansable y joven legión de seguidores del grupo, con algunas instrumentales y solos que me parecieron algo excesivos y con el espectáculo de poses y provocación que manejan como pocos. Sobre todo el bajista Magnus Rosén que se menea como pocos y que no le faltó mucho para sacarnos el ojo a alguno de los que estábamos en el foso haciendo fotos con el mástil de su instrumento. Tampoco se quedaron parados los guitarristas Oskar Dronjak que no está para mucho más, y el mucho más brillante y solvente Stefan Elmgren que fue sin duda el más destacado del quinteto con su casi perfecta ejecutoria.
En esta ocasión y como contrapunto no hubo exceso de montaje y de hecho aprovecharon muy bien la iluminación de la sala, sobre todo el mítico juego de luces circular del fondo del escenario que se hizo famoso en los 80’s en los programas musicales de TVE al que le sacaron un gran partido.
Y el repertorio pues prácticamente el habitual, empezando lógicamente por los primeros cortes de su última entrega “Thresold”, el tema título y la directa marca de la casa “The Fire Burns Forever”. Siguió la tónica hímnica con las inevitables “Riders Of The Storm” y “Legacy Of Kings”, poniéndose más espesitos con “Rebel Inside” en la que además fue donde Cans olvidó parte de su letra y en la muy buena en estudio “Blood Bound” que no quedó tan brillante en directo, a la que siguió una de los frecuentes parones instrumentales que más que motivar al personal y enriquecer su actuación motivó un bajón bastante significativo en la intensidad de la actuación. En esta ocasión con un solo de batería bastante sosaina a cargo del veterano Anders Johannson y otro algo más brillante de guitarra de Stefan Elmgren que dio paso a la presentación de la banda coreada por sus incondicionales.
Recuperaron el pulso intenso con “A Legend Reborn”, con la motera “Renegade” y la machacona “Let The Hammer Fall”, pero volvieron a espesarse con un amago de solo de Oskar que intentó arrancar el “Balls To The Wall” de Accept pero ahí se quedó para dar paso a la instrumental de su último disco “Reign Of The Hammer” que sonó bastante bien, al igual que la mega épica “Hammerfall” en la que el público coreó sin parar antes de dar paso a los bises.
Volvieron a las tablas con el single “Natural High” acogida con entusiasmo, al igual que la preciosa balada “Glory To The Brave” que fue de lo mejorcito de la noche, y “Heeding The Call” otro de sus himnos imprescindibles con el que volvieron a desaparecer. Pero claro no podían irse definitivamente sin tocar su tema estandarte total, “Hearts On Fire” celebrada frenéticamente por los presentes, que acabaron disfrutando de una buena noche de metal melódico, aunque para mí no fue todo lo brillante que podría haber sido.
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