WINGER / FATAL SMILE
26 de Octubre de 2006. Sala Ritmo & Compás
La pasada semana nos visitó por primera vez en España Winger, una de esas muchas formaciones de hard rock de finales de los ochenta y primeros noventa que han vuelto a juntarse al amparo de un nuevo contrato discográfico y con nuevo disco tras muchos años de silencio como grupo completo.
Para sus conciertos en nuestro país han contado como compañeros de gira con un grupo prácticamente desconocido por estos lares, los suecos FATAL SMILE. Una formación que hasta la fecha ha publicado un par de discos de hard rock con influencias punk y sleazy, el más reciente “Neo Natural Freaks” fue del que dieron buena cuenta en su actuación madrileña, con alguna referencia a su primer álbum totalmente desconocido para mí. Y ciertamente supieron defender sus temas y calentar al público de forma potente, con un excelente sonido durante toda su actuación y ganándose a la concurrencia de principio a fin.
Me convencieron mucho más en directo que tras haber escuchado su segundo disco, me parecieron mucho más frescos y brillantes sobre las tablas que en el reproductor de CDs, con un vocalista poderoso y comunicativo como H.B. Andersson, un buen guitarrista como Y, así se hace llamar el muchacho, bastante limpio en su ejecutoria dentro de la caña que metió a su instrumento y que además apoyaba muy bien en los coros al igual que el bajista Markus Johansson que compartía base rítmica con el batería Thomas Lindgren que desarrolló perfectamente su labor a pesar de lo reducido del espacio del que disponía para tocar prácticamente al borde del escenario con su instrumento delante del que luego utilizarían Winger.
Los temas fueron convenciendo uno tras otro, con la participación de un público que empezó expectante y que en un alto porcentaje acabó metiéndose de lleno en ellos junto a la banda. Desde el inicio con “Neo Natural Freaks”, “Crash And Burn” o “Bleeding Kiss” demostraron un buen nivel, llegando al final con cortes ya coreados como “11th Hour”, “Common People” o la agresiva y directísima “Learn, Love, Hate” que sonó realmente contundente. Entre medias una fuera del último disco, llena de provocación y energía que si hay que según su estribillo debía llamarse “Mother Fucker” y que se cantó con fuerza por toda la sala. Acabaron completando una muy buena actuación y convenciendo prácticamente a todos, perfectos para calentar el ambiente.
Y un rato después empezó a hacerse realidad el deseo de muchos de los presentes, por fin podíamos ver en directo a WINGER. Aunque no las tenía todas conmigo, dados ciertos desengaños acaecidos últimamente con otras formaciones de similares características que han vuelto para reverdecer laureles sin demasiada fortuna, y observando la línea musical de la última entrega del grupo, que sin estar mal no es precisamente su mejor obra, acudía a la cita un poco con la mosca detrás de la oreja. Y mis temores se cumplieron en cierta medida; no tanto por el set que desarrollaron los americanos, bastante acertado bajo mi punto de vista, sí no por esta extraña afición que les ha entrado últimamente a los grupos de hard melódico por embarullar su sonido y saturar sus guitarras sin demasiado sentido, cuando la limpieza y melodía eran una de sus señas de identidad con las que se hicieron grandes.
Empezó la cosa bastante accidentada, con “Blind Revolution Mad” que empezó sonando bastante bien, pero el ampli de guitarra de Reb Beach se paró y tuvieron que interrumpir la actuación para arreglar la avería, afortunadamente el parón fue bastante corto y enseguida recuperaron el tema, mientras, Kip Winger, camiseta roja con el toro de Osborne en ristre, bromeaba sobre sí continuar con el siguiente o repetirlo. Lo repitieron, pero ya no sonó tan bien, correcto sin más y a partir de aquí el sonido en general empezó a ensuciarse por momentos. “Loosen Up” me pareció ciertamente desafortunada, muy embarullada, lo arreglaron bastante a continuación con “Seventeen” que ya resultó más brillante, con la voz de Kip muy potente, menos melódica como es lógico que cuando nos visitó en solitario haciendo sus shows acústicos, pero con mucha garra y arrogancia típica de rock star ochentero, con provocadores movimientos de bajo incluidos.
También colaboraron en el apartado vocal los dos guitarristas, el mencionado Reb Beach que aunque no acabó de convencerme, sí dejó buenos momentos con su hacha, y John Roth que me sorprendió tanto con su gibson blanca sonando mucho más limpia, como con sus buenos coros, también mejores que los de Beach que parecía algo “despistado”. Por el contrario el que sí se mantuvo centrado en todo el concierto fue el batería Rod Morgenstein, que se mostró muy técnico y contundente con las baquetas. El cuarto tema en caer fue “Down Incognito”, que resultó ser de las más destacadas de la noche, sonó muy bien.
Pero a partir de la siguiente “Right Up Ahead”, primera de las tres que hicieron de su último disco “IV”, tanto por el sonido como por los temas, la cosa se me hizo bastante pesadita, demasiado espesa, no había brillo, no eran los Winger directos y melódicos que nos convencieron en su momento. Lo que hicieron con “Rainbow In The Rose” fue un destrozo, uno de los temas más destacados de su carrera y que oscurecieron de tal manera que resultó casi una versión sucia de la original, con Winger haciéndose cargo de los teclados en un pequeño set situado a un lado de la tarima de la batería; algo parecido paso después con “You’re Are The Saint, I’m The Sinner” que les quedó bastante deslucida, entre medias otros cuatro temas menos destacados como la nueva “Generica” ciertamente pesada con un desfase instrumental en su parte final fuera de lugar, “Junkyard Dog” y “Headed For A Heartbreak”, que no me dijeron gran cosa, y sí me gustó más “Your Great Escape” la más destacada de las nuevas que incluso tenía un ritmo que recordaba al “Empire” de Queensryche, salvando las distancias. Esta parte más cansina del concierto se cerró con un aburrido solo de guitarra de Reb Beach, al que la verdad no le presté demasiada atención.
Y tras el solo de Beach empezó un nuevo concierto, sólo por lo que vino a continuación hasta el final mereció la pena acercarse a Ritmo & Compás. Curiosamente el mejor sonido del show vino con cinco de sus mejores temas. Fue una delicia escuchar en toda su brillantez y dimensión himnos como “Can’t Get Enuff”, a pesar de echarse de menos los teclados, “Easy Come Easy Go” coreada con fuerza por la audiencia para dar paso a los bieses con “Who’s The One” con Kip tirando de guitarra acústica mientras John Roth se hacía cargo del bajo, algo que continuaron con la maravillosa “Miles Away” que sonó de impresión, buenísima. Y cierre de fiesta con “Madeleine” coreada hasta la saciedad. Un final brillante de un último tercio de concierto que hizo que la nota del mismo subiera notablemente, ya que de haber seguido en la misma tónica de los temas antes interpretados no hubiera pasado del aprobado raspado, y que consiguió que nos fuéramos a casa con un buen sabor de boca.
Lo que me pregunto es por qué sonando y tocando tan bien como lo hicieron al final, cómo sonaron tan mal en bastantes fases del concierto, ¿cuestión de técnicos, de interpretación, de temas?, no lo se, imagino que entre todos la mataron y ella sola se murió, y al final la cosa no resultó tan redonda como hubiéramos deseado. Espero que si Winger siguen adelante como banda al completo, algo sobre lo que me surgieron algunas dudas tras observar ciertos detalles tras el concierto, lo hagan con el buen hacer que demostraron al final de su actuación y que vuelvan a la brillantez de antaño, si no, casi mejor que lo dejen y se dediquen cada uno a lo suyo. El tiempo nos sacará de dudas.
La pasada semana nos visitó por primera vez en España Winger, una de esas muchas formaciones de hard rock de finales de los ochenta y primeros noventa que han vuelto a juntarse al amparo de un nuevo contrato discográfico y con nuevo disco tras muchos años de silencio como grupo completo.
Para sus conciertos en nuestro país han contado como compañeros de gira con un grupo prácticamente desconocido por estos lares, los suecos FATAL SMILE. Una formación que hasta la fecha ha publicado un par de discos de hard rock con influencias punk y sleazy, el más reciente “Neo Natural Freaks” fue del que dieron buena cuenta en su actuación madrileña, con alguna referencia a su primer álbum totalmente desconocido para mí. Y ciertamente supieron defender sus temas y calentar al público de forma potente, con un excelente sonido durante toda su actuación y ganándose a la concurrencia de principio a fin.
Me convencieron mucho más en directo que tras haber escuchado su segundo disco, me parecieron mucho más frescos y brillantes sobre las tablas que en el reproductor de CDs, con un vocalista poderoso y comunicativo como H.B. Andersson, un buen guitarrista como Y, así se hace llamar el muchacho, bastante limpio en su ejecutoria dentro de la caña que metió a su instrumento y que además apoyaba muy bien en los coros al igual que el bajista Markus Johansson que compartía base rítmica con el batería Thomas Lindgren que desarrolló perfectamente su labor a pesar de lo reducido del espacio del que disponía para tocar prácticamente al borde del escenario con su instrumento delante del que luego utilizarían Winger.
Los temas fueron convenciendo uno tras otro, con la participación de un público que empezó expectante y que en un alto porcentaje acabó metiéndose de lleno en ellos junto a la banda. Desde el inicio con “Neo Natural Freaks”, “Crash And Burn” o “Bleeding Kiss” demostraron un buen nivel, llegando al final con cortes ya coreados como “11th Hour”, “Common People” o la agresiva y directísima “Learn, Love, Hate” que sonó realmente contundente. Entre medias una fuera del último disco, llena de provocación y energía que si hay que según su estribillo debía llamarse “Mother Fucker” y que se cantó con fuerza por toda la sala. Acabaron completando una muy buena actuación y convenciendo prácticamente a todos, perfectos para calentar el ambiente.
Y un rato después empezó a hacerse realidad el deseo de muchos de los presentes, por fin podíamos ver en directo a WINGER. Aunque no las tenía todas conmigo, dados ciertos desengaños acaecidos últimamente con otras formaciones de similares características que han vuelto para reverdecer laureles sin demasiada fortuna, y observando la línea musical de la última entrega del grupo, que sin estar mal no es precisamente su mejor obra, acudía a la cita un poco con la mosca detrás de la oreja. Y mis temores se cumplieron en cierta medida; no tanto por el set que desarrollaron los americanos, bastante acertado bajo mi punto de vista, sí no por esta extraña afición que les ha entrado últimamente a los grupos de hard melódico por embarullar su sonido y saturar sus guitarras sin demasiado sentido, cuando la limpieza y melodía eran una de sus señas de identidad con las que se hicieron grandes.
Empezó la cosa bastante accidentada, con “Blind Revolution Mad” que empezó sonando bastante bien, pero el ampli de guitarra de Reb Beach se paró y tuvieron que interrumpir la actuación para arreglar la avería, afortunadamente el parón fue bastante corto y enseguida recuperaron el tema, mientras, Kip Winger, camiseta roja con el toro de Osborne en ristre, bromeaba sobre sí continuar con el siguiente o repetirlo. Lo repitieron, pero ya no sonó tan bien, correcto sin más y a partir de aquí el sonido en general empezó a ensuciarse por momentos. “Loosen Up” me pareció ciertamente desafortunada, muy embarullada, lo arreglaron bastante a continuación con “Seventeen” que ya resultó más brillante, con la voz de Kip muy potente, menos melódica como es lógico que cuando nos visitó en solitario haciendo sus shows acústicos, pero con mucha garra y arrogancia típica de rock star ochentero, con provocadores movimientos de bajo incluidos.
También colaboraron en el apartado vocal los dos guitarristas, el mencionado Reb Beach que aunque no acabó de convencerme, sí dejó buenos momentos con su hacha, y John Roth que me sorprendió tanto con su gibson blanca sonando mucho más limpia, como con sus buenos coros, también mejores que los de Beach que parecía algo “despistado”. Por el contrario el que sí se mantuvo centrado en todo el concierto fue el batería Rod Morgenstein, que se mostró muy técnico y contundente con las baquetas. El cuarto tema en caer fue “Down Incognito”, que resultó ser de las más destacadas de la noche, sonó muy bien.
Pero a partir de la siguiente “Right Up Ahead”, primera de las tres que hicieron de su último disco “IV”, tanto por el sonido como por los temas, la cosa se me hizo bastante pesadita, demasiado espesa, no había brillo, no eran los Winger directos y melódicos que nos convencieron en su momento. Lo que hicieron con “Rainbow In The Rose” fue un destrozo, uno de los temas más destacados de su carrera y que oscurecieron de tal manera que resultó casi una versión sucia de la original, con Winger haciéndose cargo de los teclados en un pequeño set situado a un lado de la tarima de la batería; algo parecido paso después con “You’re Are The Saint, I’m The Sinner” que les quedó bastante deslucida, entre medias otros cuatro temas menos destacados como la nueva “Generica” ciertamente pesada con un desfase instrumental en su parte final fuera de lugar, “Junkyard Dog” y “Headed For A Heartbreak”, que no me dijeron gran cosa, y sí me gustó más “Your Great Escape” la más destacada de las nuevas que incluso tenía un ritmo que recordaba al “Empire” de Queensryche, salvando las distancias. Esta parte más cansina del concierto se cerró con un aburrido solo de guitarra de Reb Beach, al que la verdad no le presté demasiada atención.
Y tras el solo de Beach empezó un nuevo concierto, sólo por lo que vino a continuación hasta el final mereció la pena acercarse a Ritmo & Compás. Curiosamente el mejor sonido del show vino con cinco de sus mejores temas. Fue una delicia escuchar en toda su brillantez y dimensión himnos como “Can’t Get Enuff”, a pesar de echarse de menos los teclados, “Easy Come Easy Go” coreada con fuerza por la audiencia para dar paso a los bieses con “Who’s The One” con Kip tirando de guitarra acústica mientras John Roth se hacía cargo del bajo, algo que continuaron con la maravillosa “Miles Away” que sonó de impresión, buenísima. Y cierre de fiesta con “Madeleine” coreada hasta la saciedad. Un final brillante de un último tercio de concierto que hizo que la nota del mismo subiera notablemente, ya que de haber seguido en la misma tónica de los temas antes interpretados no hubiera pasado del aprobado raspado, y que consiguió que nos fuéramos a casa con un buen sabor de boca.
Lo que me pregunto es por qué sonando y tocando tan bien como lo hicieron al final, cómo sonaron tan mal en bastantes fases del concierto, ¿cuestión de técnicos, de interpretación, de temas?, no lo se, imagino que entre todos la mataron y ella sola se murió, y al final la cosa no resultó tan redonda como hubiéramos deseado. Espero que si Winger siguen adelante como banda al completo, algo sobre lo que me surgieron algunas dudas tras observar ciertos detalles tras el concierto, lo hagan con el buen hacer que demostraron al final de su actuación y que vuelvan a la brillantez de antaño, si no, casi mejor que lo dejen y se dediquen cada uno a lo suyo. El tiempo nos sacará de dudas.
Texto: Mariano Palomo
Fotos: Ana Ouro y Sergio Zapata
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