ROCKZINANTE EXCALIBUR METAL FESTIVAL
Segunda de edición de un festival que intenta llenar el hueco en cuanto este tipo de eventos se refiere en la Comunidad de Madrid. Y la apuesta de este año suponía un salto claro en todos los sentidos respecto al pasado en el que el cartel lo compusieron un número sensiblemente menor de grupos, y además todos ellos nacionales. En esta ocasión además de formaciones patrias, los organizadores apostaron por otras foráneas que abarcaban un amplio espectro en lo que a estilos se refiere, y que sin ningún cabeza de cartel claro como reclamo absoluto, sí mantenía al menos a priori un nivel de calidad y de interés bastante grande y homogéneo para todo tipo de público rockero. Y digo a priori, porque sí hubo quienes cubrieron con una nota más que alta su paso por el festival, pero otros, sobre todo Vixen que fueron la gran decepción, defraudaron a muchos de los asistentes y no alcanzaron el aprobado.
La asistencia, ese es otro de los factores que me pareció más negativo, apenas cuatro mil personas en los picos de mayor afluencia, muchas de ellas de fuera de Madrid, en un recinto que fácilmente podía alojar a más de diez mil almas, por lo que en muchos momentos el panorama era bastante desolador. ¿A que podemos achacar esta escasez de público? Se me ocurren varios factores, el primero y fundamental el no tener un reclamo claro y contundente a nivel de grupo de primerísimo nivel de popularidad (que no necesariamente de calidad mayor de lo que había), ya sea nacional o extranjero, seguro que muchos nombres se nos pueden ocurrir.
Otros factores quizá menos determinantes pero que seguro echaron a más de uno para atrás fueron lo apretado del calendario que se avecina en cuanto a conciertos, el fin de mes con la economía más limitada (aunque desde luego el precio de la entrada no era en absoluto exagerado, 35 euros por todo lo que se ofrecía se me antoja hasta barato), y el hecho de que a varios de los grupos del cartel se les había visto por aquí recientemente o se les verá en breve.
En cuanto a la organización me pareció bastante correcta en general, con algún pero como la escasez de aseos, y destacando sobre todo el magnífico escenario del que pudimos disfrutar músicos y público, tanto en lo referente a espacio como a sonido que fue buenísimo prácticamente en todo momento. Resaltar también lo ajustado de los precios y la rápida atención en las barras, algo que se agradece, más teniendo que estar más de doce horas en un recinto en el que hay que comer y beber en algún momento. A ver si toman nota otros festivales.
¿Y de los grupos qué? Pues como comentaba un poco más arriba, pues casi de todo, aunque la nota media fue bastante alta en general, al menos de lo que yo tuve ocasión de presenciar, ya que llegamos al recinto un poco antes de las cuatro de la tarde y a los que tocaron con anterioridad evidentemente nos los perdimos. Por lo que nos contaron gente que les vieron también un poco de todo, HAMELYN que tenían la difícil papeleta de abrir fuego al medio día parece que aun les queda mucho rodaje que pasar, DRAGONFLY apuntando muy buenas maneras con su hard rock a lo Rata Blanca, SPHINX confirmándose como una de las grandes realidades del metal nacional y SAVAGE CIRCUS mostrándose un tanto irregulares sin la presencia de su alma mater, el ex batería de Blind Guardian Thuomas, pero con Piet Sielk (Iron Savoir) completando una buena actuación.
Vamos con lo que pudimos presenciar. La verdad es que la bienvenida no pudo ser más contundente y arrolladora, a cargo de una formación que en sus discos en estudio, lo poco que he escuchado de ellos, apenas me llaman la atención, pero que en directo me parecieron absolutamente potentes, técnicos y brillantes. Hablo de los alemanes DESTRUCTION, un trío de puro y duro thrash metal de la vieja escuela que sonaron magníficos en sus tres cuartos de hora de actuación y que consiguieron que no perdiera ojo del escenario en una de las actuaciones que en principio tenía marcada como “ver desde la barra”. Del repertorio poco os puedo decir porque apenas conozco su discografía, lo que sí os puedo afirmar es sonaron de escándalo y supieron llevarse a la gente de calle, un mérito más añadido cuando son capaces de engancharte sin conocer casi ninguno de sus temas. Un ejemplo más de por qué el thrash metal me gusta mucho más en directo que en disco, siempre que tenga una calidad aceptable, y que me recordó mucho al caso de Slayer a los que nunca había prestado gran atención hasta que los vi arrasando Villarrobledo en la primera edición del Metalmanía hace unos años. Muy bien por Destruction.
Tras la gran actuación de los alemanes en teoría les correspondía el turno a otro trío, Raven, pero problemas con los vuelos de uno de sus componentes hizo que la historia se retrasara y quedaron para el final del festival. Más adelante os comentaré lo que sucedió con los británicos. Con lo cual se movió el orden de actuación del resto de los grupos y se provocó un parón de más de una hora que enfrió un tanto los ánimos desatados tras el concierto de Destruction.
Pero en esto apareció en escena la indiscutible reina del metal y a su primer movimiento todos quedamos rendidos a sus pies. DORO y sus chicos volvieron a ofrecernos otra gran clase de lo que debe ser un buen concierto de heavy metal. Ya nos gustaron mucho en su reciente visita a la capital en la sala Macumba, pero esta vez volvieron a superarse. Sonando cada vez más compactos, con una formación perfectamente compensada y bien engranada, a pesar de la ausencia del guitarrista Oliver Palotai (que no pudo acudir a la cita y que fue sustituido por el menos brillante Lukas), y escogiendo una vez más un set list previsible pero efectivo como pocos, y con alguna que otra sorpresilla para los más nostálgicos. “Earthshaker Rock” se encargo de poner el punto de partida, mientras “I Rule The Ruins” le secundo magníficamente ya con el público coreando sin parar y con una Doro que no cesó de sonreír en toda su actuación. Sobre todo cuando presentó “You’re My Family” que dedica a todos sus fans a los que considera como su gran familia, y la verdad es que siempre nos trata como tal.Siguió pisando el acelerador a fondo con “Always Live To Win” y con los clásicos de Warlock “Burning The Witches” y “True As Steel” que siempre son bien recibidos. Un pequeño momento de tranquilidad con “Above The Ashes”, pero de nuevo vuelta a la caña con “Metal Racer” que no es habitual ni mucho menos en los conciertos de Doro y que para muchos es uno de sus mejores temas con Warlock (¿verdad Juanma?). Luego un buen solo de batería a cargo del aporreador Johnny Dee que volvió a demostrar su gran nivel, y recta final antes de los bises con “Hellbound” que sonó tremenda, al igual que “Bruning Up” con unos coros sobresalientes. Tiempo para la versión de “Breaking The Law” que ya se está haciendo fija en los sets de la Srta. Pesch como homenaje a su banda favorita, Judas Priest, (ya tenemos algo en común) y que siempre es un placer escucharla y más en directo. El cierre con la inevitable “All We Are” de la que todo el mundo dice estar ya quemado, pero que sigue funcionando a la perfección en directo, y los bises con la potente “Fight” y la menos adecuada “My Majesty” de su último disco “Warrior Soul” que quizá no estaba prevista. En cualquier caso una vez más gran concierto de una mujer que como el buen vino mejora con los años, tanto musical como físicamente, y con una muy buena banda detrás que seguro tienen mucha culpa de su buen sonido en directo.
Y tras el buen sabor de boca que nos dejó Doro, le tocaba el turno a VIXEN. Bueno, más bien a la guitarrista Jan Kuehnemund y tres chicas que le acompañaban haciendo versiones de Vixen, y no demasiado bien por cierto. Una auténtica lástima lo poco que transmitieron estas chicas, sobre todo la vocalista de cuyo nombre no quiero acordarme (me permito la licencia en la tierra de Cervantes) y que apenas pudo cubrir el expediente sin moverse ni dirigirse al público y con una voz ciertamente mucho más limitada y lineal que la de Janet Gardner a la que echamos muchísimo en falta. Al menos la bajista Lynn Louise Lowrey intentó moverse más y animar un poco el cotarro con algo de actitud rockera que desde luego su compañera en la voz no mostró en ningún momento, y la batería Kat cumplió su cometido sin grandes alardes. En cuanto a Jan sigue tocando bastante bien, pero parece que también le costó entrar en calor y dar todo de sí misma, pero sonó muy correctamente.Sobre el repertorio pocas pegas se pueden poner, centrándose en sus dos maravillosos álbumes iniciales y metiendo tres temas de lo que será su nuevo trabajo “Live & Learn” que se supone deberían haber publicado ya. Pero si el repertorio es bueno, pero la interpretación no está a la altura, mal asunto. Estuvo todo muy frío, sobre todo la susodicha cantante Jenna (vale, ya me he acordado del nombre) que aparte de una nula imagen rockera parecía que por momentos le susurraba al micro más que cantar con la energía que merecen temazos como “Love Is A Killer” o “Cryin’” que desde luego en su voz no sonaron como todos hubiéramos querido y supusieron los dos destrozos más grandes de la noche. Por el contrario hubo otros que sí me resultaron mejor, como “Rev It Up”, “Streets In Paradise” o la final “Edge Of A Broken Heart” que nos dejó un mejor regusto, aunque desde luego no sirvió para hacernos olvidar lo soso de la mayoría de la actuación. Temas tan buenos y directos como “I Want You To Rock Me”, “How Much Love” o “Bad Reputation” casi pasaron desapercibidos por su falta de garra en escena, y en cuanto a los nuevos el tema que da título al disco “Live & Learn” me pareció interesante, mientras que los otros dos “Pacifist” y “Anyway” no me dijeron absolutamente nada. En fin, una pena que un mito del hard rock melódico como Vixen vaya arrastrando así su leyenda por los escenarios, ojalá sólo se trate de una mala noche, aunque me da la impresión de que como no vuelvan las originales, al menos Janet, la cosa tiene pinta de tener muy poquito futuro. Una pena.
Nos despejamos un poquito, nos refrescamos y nos dispusimos a presenciar a uno de los platos fuertes de la jornada, sin duda, “La Voz Del Rock”. Mr. GLENN HUGHES volvía a Madrid tras su desafortunada actuación hace unos meses en la capital donde tuvo que abandonar antes de tiempo por un desfallecimiento. Y el británico afincado en Los Ángeles tenía ganas de saldar su deuda con el público madrileño, y a fe que lo hizo, incluido un sentido comunicado en castellano en el que pedía disculpas y agradecía la fidelidad del respetable, y que se encargó de leer una representante de su club de fans.Se desquitó con un concierto lleno de clase y actitud, aunque por momentos algo espeso en cuanto a su set con demasiados temas que la gran mayoría no conocía y que hicieron que muchos en lugar de participar activamente se dedicaran más a ver el enorme nivel técnico de Hughes, tanto con el bajo como con su voz, y de la banda que le acompañaba. Una banda de la que me gustaría destacar además del habitual JJ Marsh en las seis cuerdas (igual de bien lo hace en plan Blakcmore con la fender stratocaster que tirando de vena más bluessy con la gibson les paul), al batería Mark Mondesir, un pedazo de descubrimiento este negrito que me deslumbró con su gran pegada y técnica, y eso que tenía muchas ganas de ver a Chad Smith, pero muy bien lo tendría que haber hecho el de los Chilli Peppers para superarle. Los momentos álgidos vinieron como era previsible con los temas conocidos de Purple, y con las exhibiciones de voz prácticamente a capella en algunos momentos de Hughes, como el caso de “Mistreaded” que fue espeluznante, al igual que la versión de Procol Harum “Whiter Shade Of Pale” que sonó increíble. No les fueron a la zaga “Keep On Movin’”, “Gettin’ Tighter” que volvió a dedicar a su compañero y amigo tristemente desaparecido hace ya unos años Tomy Bolin, y por supuesto “Burn” que nos acabó de poner las pilas en el final del concierto. Los temas nuevos también sonaron muy bien, pero su desconocimiento general hizo que la gente se quedara más parada, aunque piezas como “Orion” o “Monkey Man” tienen muchísimo rollo del que es difícil abstraerse a ellos y nunca pueden pasar desapercibidos. Una nueva lección de la voz, como siempre bien acompañado, pero que quizá en este tipo de festivales se pierda un poco y sea más apropiado para una sala más pequeña, de todas maneras, gran concierto.
Y lo que le pudo faltar de comunicación en algunos momentos a Glenn Hughes con el público, le sobró por todos lados los que a la postre serían para la inmensa mayoría los grandes triunfadores del festival, U.D.O. Y hay que hablar en plural, olvidarse de Accept, y reconocer de una vez por todas que estamos ante una de las mejores y más sólidas formaciones de heavy metal desde hace ya unos años. Udo y sus chicos cada vez van a más, se superan cada vez que les vemos, haciendo siempre casi lo mismo, pero haciéndolo a la perfección (lo mismo que pasa con Doro, o con Saxon). Y encima es que cada vez suenan mejor, perfectamente engarzados, contundentes y limpios como muy pocos.La labor de todos y cada uno de sus integrantes es brillante en escena, desde la locura desatada que representa el magnífico bajista Fitty Wienhold, hasta la solidez de su compañero en la base rítmica Francesco Jovino desde los tambores, pasando por la enorme labor de los guitarristas Igor Gianola y del reconvertido ya hace tiempo Stefan Kaufmann que sigue dando auténticas clases magistrales de actitud metalera junto a su colega Udo que continua siendo el carisma hecho cantante.
Pasado el huracán U.D.O. el cansancio se iba apoderando de nosotros, y quizá por eso no disfrutamos en toda su intensidad de la actuación de otro de los puntos interesantes del festival. Un músico que seguramente no ha llegado a tener el reconocimiento popular que debiera por su gran calidad como vocalista y por haber participado en algunos grandes trabajos de gente de la talla sobre todo de Black Sabbath, y de otros menos conocidos como Cage o Giuntini Project. Muchos de los que allí esperamos nos quedamos un poco a medias. Cierto es que TONY MARTIN tiene una gran voz, con inevitables referencias a la escuela Dio, y que los músicos que le acompañaron se mostraron muy competentes, sobre todo el espectacular batería Danny Needham y su compañero en los Sabbath Geoff Nichols que desde los teclados también le echó una buena mano con los coros, sobre todo en los tonos más agudos. Los guitarristas también cumplieron bien, el romano Fabio Cerrone y el propio hijo de Martin Joe Harford que ya grabó con él en su último disco en solitario. Y Tony pues cumplió bien, pero no deslumbro, soltó algún que otro gallo y sobre todo creo que, al igual que le pudo pasar a Glenn Hughes en menor medida, no acabó de conectar con la gente, salvo con algún tema de Black Sabbath como “The Lawmaker” o la magnífica “The Headless Cross” que junto con la nueva “Raising Hell” fueron las que más me convencieron, ambas en la recta final de su breve actuación por la premura de tiempo que acuciaba a la organización. Un concierto correcto, pero vuelvo a compararlo con Hughes, mejor para verlo en un recinto más pequeña, y con la voz un poco mejor.
Las tres de la mañana, el cuerpo que ya casi no nos daba más de sí, y había que ver como se arreglaba el desaguisado de RAVEN. Más concretamente del amigo Mark Gallagher que perdió nada menos que tres aviones en su trayecto hasta la capital de España y que fue el único responsable del pequeño desbarajuste final de horarios que nos tocó vivir. Y la verdad, es que entre las prisas porque el Ayuntamiento estaba loco porque nos fuéramos a dormir ya que se había sobrepasado el horario permitido por la autoridad municipal complutense, lo cansado que estaba y lo poco que me gustó la menos de media hora que tuvieron para tocar, podían haberse ahorrado la actuación. Imagino que los fans de Raven, que los había aguantando estoicamente hasta el final, fueron los más decepcionados y que hubieran deseado ver un concierto en condiciones, pero eso no justifica el lanzamiento de piedras que se produjo cuando cortaron por lo sano su actuación, ni de minis cerveza al foso, un de los cuales alcanzó a la cámara fotográfica de nuestro amigo y colaborador de Alianza Diego L. Pérez que en esta ocasión cubría el concierto para RafaBasa.com; un abrazo para Diego y nuestra total repudia para el iluminado lanzador de minis y demás aficionados al lanzamiento de objetos. Estos detalles finales enturbiaron un poco un festival que en líneas generales estuvo bastante bien y que esperemos vuelva a realizarse en futuras ediciones, pero que además de tener que pulir algunos detalles en cuanto a organización, debe tener una mayor respuesta popular para mantenerse y consolidarse como un evento importante en nuestro país. Queremos agradecer a toda la organización sus facilidades y buen trato con nosotros, sobre todo a Isa (Red Sky) y a José (Excalibur) y animarles a que sigan intentándolo el próximo año, desde aquí intentaremos apoyarles en todo lo que nos sea posible.
Nos vemos en el 2008.
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