AXEL RUDI PELL / MAD MAX
Doble ración de buen hard & heavy germano para la noche del pasado viernes 2 de febrero. Un menú que convocó a un muy buen número de degustadores rockeros de amplio espectro estilístico que prácticamente llenaron la céntrica e infame sala antes conocida como Arena.
El aperitivo a modo de merienda, a las 7:30 de la tarde, corrió a cargo de MAD MAX, una de esas muchas formaciones de culto dentro del hard melódico que pese a su irregularidad y discontinuidad en su trayectoria siguen teniendo una buena base de fieles que disfrutamos mucho con su actuación que sirvió perfectamente para calentar el escenario. La verdad es que me sorprendieron gratamente, ya que las últimas noticias en directo que teníamos a cerca de ellos por aquí, tanto en la actuación del pasado festival Nemelrock que según dicen las crónicas no fue excesivamente brillante, como con Casanova hace ya más tiempo y que tuve la ocasión de presenciar con Michael Voss vocaslita y guitarrista de la banda en la misma dejándome bastante frío, hacían que no esperara demasiado de ellos.
Pues todo lo contrario, se marcaron un gran concierto, aprovechando al máximo el reducido espacio del que disponían, desplegando fuerza, simpatía y buen hacer musical a cada momento. Lo que más me sorprendió fue el gran protagonismo a la guitarra de Michael Voss, encargándose prácticamente de todos los solos y destacando más incluso en esta faceta que en la de vocalista, ya que me pareció que le costó algo calentar la voz pero luego acabó de forma bastante brillante; por el contrario el que yo pensaba sería guitarrista solista Jürgen Breforth que apenas se limitó a hacer buenas poses y apoyar con la rítmica. En el termino medio cumplieron perfectamente su labor el bajista Roland Begmann que además apoyó muy bien con los coros, y el batería Axel Kruse (también en Jaded Heart) que con su pequeño set a ras de suelo delante del más grande de Terrana se encargo de mostrar su solvencia y buena pegada.
A pesar de las reducidas dimensiones del escenario se entregaron a tope, ayudados por un sonido que, salvo en los inicios con la voz más baja de Voss, fue realmente bueno, limpio y potente, y que para sí quisieran muchos teloneros. El repertorio lo centraron en su última entrega hasta la fecha, “Nights Of White Rock”, abriendo con dos de sus temas más destacados, “Homeless” y sobre todo “Hope To See You” que sonaron, como todos en general, bastante más duros que en estudio. Endurecieron aun más con el recuerdo para “Night Of Passion” con el primer gran solo de guitarra de Voss. Por la misma línea siguieron con tres cortes de lo que será su nueva entrega a finales de febrero, “White Sands”, “Family Of Rock”, “Little Princess” y “Someone Like You” sonaron bastante directas y guitarreras, entrando a la primera a pesar del desconocimiento general y que presagian una buena nueva obra.
Vuelta al trabajo anterior con la pegadiza “Losing It” que abría la puertas a la archiconocida versión de “Fox On The Run” de The Sweet que fue sin duda la más coreada y en la que la banda hizo participar por completo a la concurrencia coreándola casi en su integridad. Cierre definitivo, sin tiempo para bises, con “Never Say Never”, un potente tema que daba título a su álbum del 2000 y que nos dejó un muy buen sabor de boca tras sus cuarenta minutos de descarga.
Y prácticamente otros tres cuarto de hora después, excesivo paréntesis en mi opinión, llegó el momento del plato fuerte de la cena, AXEL RUDI PELL. Una de esas bandas que por unas cosas o por otras nunca había tenido ocasión de ver en buenas condiciones, problemas de sonido, de tiempo, etc. Pero esta vez el rubio guitarrista germano y sus inestimables colaboradores nos dieron una muestra de todo su potencial musical, lleno de garra, clase y saber hacer.
Y eso que Axel al parecer estaba enfermo, algo que se notó en su prácticamente nula movilidad, pero que en absoluto se notó en su inmaculada ejecutoria con las seis cuerdas. Pero para moverse, meter caña y provocar ya estaban los otros cuatro, sobre todo el enorme Johnny Gioelli, uno de los mejores y más completos frontman de la escena que cantó y se movió como un auténtico poseso, absolutamente inmenso. Y conviene no olvidarse de los otros tres elementos, el teclista Ferdy Doernberg que a pesar de su fiero aspecto no paró de sonreír y acariciar o machacar sus teclas según procediera, formando pareja de baile con el orondo bajista Volker Krawczak que fue el más discreto, y con la tremenda aportación una vez más de la máquina de los tambores Mike Terrana.
Venía el qiunteto con nuevo trabajo disco bajo el brazo, “Mystica”, una interesante obra con la estructura y sonido habitual y que se encargaron de mostrar en directo en buena medida sin olvidar algunos de su temas más carismáticos. Abrieron al igual que lo hacen en la citada última entrega, con “Intro” que dio paso a “Fly To The Moon” que sonó como un cañón desde la primera nota. Siguió la intensidad y la caña con “Strong As A Rock” coreada por todos los que abarrotábamos el local, al igual que “Follow The Sign”, completando un trío demoledor que metió de lleno al público en el show.
Tras esta primera andanada, algo de pausa con el medley “Masquerade Ball” / “Stargazer” / “Casbah” donde ya empezó a lucir más el trabajo de guitarra de Axel, mientras Gioelli se dedicaba a bromear y vacilar con el habitual “Smoking In The Casbah” a ritmo de Reggae. A continuación Mike Terrana decidió tomar el mando con su tradicional y variado solo de batería, algo largo, y en el que como siempre incluyo su pequeño guiño cantado, esta vez con “Too Sexy For My Bone”, y que termino de manera brutal aporreando de tal forma que parecía que se iba a desarmar.
Nuevo periodo más tranquilo con Axel luciéndose en “Mystica” que mezclaron con algunas notas de “Mistreaded” de sus adorado Blackmore, y que remataron con un par de temas en acústico, todos sentados al frente del escenario acústicas en mano y con Terrana cambiando sus baquetas por unos bongos, que le dieron un rollo muy especial a una curiosa e interesente versión de “Love Gun” de Kiss que Gioelli cantó maravillosamente (no creo que hoy por hoy Paul Staley pudiera mejorarla), y la preciosa e intensísima “Oceans Of Time” que el vocalista americano presentó como su tema favorito del grupo.
Vuelta de todos los instrumentos a escena con “Haunted Castle Serenade” también de su último trabajo, a la que siguió un divertido y enérgico solo de teclas de Ferdy que se ganó al público con su simpatía y movimientos echándose el set de teclas al hombro, y al que siguió la maravillosa versión del clásico de Rainbow “Temple Of The King” que clavaron con un grado de pasión y emotividad enormes haciéndola suya.
Recta final donde se recuperó la caña con temas absolutamente rompedores, la agresiva y contundente “Tear Down The Walls”, la nueva y más hard rockera “Rock The Nation” que sonó incluso mejor que en el disco, y la primigenia “Call Her Princess” del ya lejano debut discográfico del grupo “Wild Obsesión” de 1989 que mezclaron con retazos de “Brun” de Deep Purple y “Purple Haze” de Hendrix al igual que aparecía en su “Masquerade Ball” del año 2000. Mínima pausa para el bis con la inevitable “Fool Fool” que acabó con el último resuello de unos entregados fans que botamos y coreamos sin tregua.
Lástima que no hubiera tiempo para más, sobre todo para la solicitadísima “Carrousel”, pero como dijo Gioelli él no pone las normas y se tirarían tocando toda la noche, pero era hora de terminar y tras dos horas de buenísima actuación, con alguna cosilla mejorable (demasiados solos y demasiado largos que podían haber abreviado para dejar hueco a más temas), nos íbamos con la sensación de haber visto a una de las mejores formaciones del hard-heavy melódico que uno pueda ver en directo actualmente. Por fin nos quitamos la espina.
Mariano Palomo
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