Thursday, May 04, 2006

GENÉTICO

25 de Abril de 2006. Sala Clamores

Es bastante llamativo que la sala decidiera anunciar al grupo como Rockservatorio en vez de con su verdadero nombre, pero lo cierto es que, por ese motivo o por el que fuera, fue un exitazo de público. Asistentes que, por cierto, eran un reflejo exacto de la diferencia generacional entre los propios miembros de la banda. Ya he dicho alguna vez que creo que es el único conjunto del mundo formado por padres e hijos, si alguien conoce otro caso que me saque de mi error.
El hándicap de GENETICO es que, aunque Rubén Melogno y sobre todo Hermes Calabria son músicos conocidos, sus composiciones son ignoradas por el público al no tener de momento nada publicado. Por eso en sus conciertos no faltan versiones que evitan que la gente se aburra. Algunas muy famosas, otras no tanto. Abrieron con el blues “The Power Of Love”, pasando enseguida a composiciones propias, como “Sola”, “La Maestra” o “Marisa”. En general podemos decir que se mueven entre el rock clásico y la fusión con otros estilos. Otras veces les he visto con un repertorio más popero, esta ocasión se decantaron más hacia el blues y el rock. Es bastante original la convivencia de la guitarra acústica de Rubén con la eléctrica de Marcelo, quien, por cierto, me sorprendió bastante con sus excelentes solos. Otro aspecto novedoso es que ya no canta sólo Rubén. En dos o tres temas la voz la pone su hijo Adrián, y en otros tantos lo mismo hace Marcelo. Adrián cantó una versión de la conocidísima “My Sharona” y otra balada en inglés cuyo título no recuerdo, y Marcelo un tema de Otis Reading, que, aunque se curró en inglés, presentaron en español como “Sentado en el Muelle”. También una canción propia, “De Perfil”, bastante rockera, rozando el hard. Los temas seguían cayendo, en ambos idiomas, y a la gente le importaba poco no conocerlos. Rubén estuvo realmente bestial en un blues que por el estribillo supongo que se llamaría “I Can´t Believe In You”. Tras terminar, hablando con él, vi que tenía la garganta hecha polvo, pero nada se notó en el escenario. Eso es un profesional con mayúsculas. Y de Hermes, ¿qué decir? Esa eterna expresión de calma en el rostro nunca me cuadra con su forma de arrear la batería. En la recta final no podía faltar al menos una alusión a su vieja banda Psiglo, con “Gente Sin Camino”. Para finalizar eligieron un tema propio buenísimo, esa especie de blues majestuoso llamado “A Montevideo Volvió”. Pero la cosa no acabó ahí, porque se trajeron invitado un grupo de candombe de su tierra natal que nos aporreó los oídos a base de bien. Nunca había oído nada ese estilo, según explicó el propio Rubén, los poquísimos negros que llegaron a Uruguay dejaron una huella imborrable implantando allí un ritmo que se convirtió en el más popular del país. La cosa consiste en juntar tambores, muchos tambores, y aunque allí sólo fueron siete, pueden llegar a juntarse más de cien. Incluso oídos acostumbrados a la música fuerte como los nuestros corren verdadero riesgo, y eso que ese fin de fiesta tan particular sólo duró unos diez minutos. Pero no pasó de ser algo anecdótico. Lo que importa de verdad es que Genético editen algo ya de una vez.
Nacho Jordán

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