THUNDER + DARK SKY
Esta no va a ser una crónica al uso. No se va a centrar en el set list que interpretaron las bandas, en la cantidad de solos o en el volumen de los instrumentos. Esta crónica va a centrarse más en los sentimientos, las sensaciones y las vivencias que un servidor experimentó en Berlín al lado de mi compañero en Alianza y sobre todo amigo Juanma Martínez (gracias, te debo un pelotazo). Junto a un puñado de buenos colegas nos liamos la manta a la cabeza, nos cogimos un avión y nos pegamos un fin de semana espectacular en tierras teutonas.
Datos técnicos aparte, supuso para mí una pequeña decepción ver la escasa asistencia de público al concierto, sobre todo al principio, no más de cien almas cuando saltaron a escena Dark Sky, luego se fue llenando progresivamente hasta llegar a los trescientos asistentes. Por lo que se ve la crisis del rock acecha también a Alemania. Y en cuanto a entrega y animación están a años luz del público español, salvo honrosas excepciones como nuestros buenos amigos polacos Tomas y Stephan que conocimos aquella noche, y que se desplazaron desde su ciudad, Cracovia, para asistir al concierto, y a los que desde aquí enviamos un fuerte abrazo. Bueno, ya está bien de charla sentimentaloide y preámbulos de exaltación de la amistad, vamos a las actuaciones, que para eso es para lo que fuimos.
Los chicos de DARK SKY supuestamente jugaban en casa, aunque no fueran de Berlín, y por lo que se ve no tenían demasiados seguidores, además de novias, colegas y poco más con los que estuvimos compartiendo también un buen rato. Pero a pesar de ello parece que no les importó en absoluto y se entregaron a tope con los que seguíamos atentamente su actuación.
Para el público español Dark Sky no es una banda demasiado conocida, más bien muy poco conocida, pero estoy seguro que si por alguna de estas azarosas circunstancias que se dan de cuando en cuando cayeran por nuestro país, acabarían arrastrando a un buen número de fieles. Se marcaron un gran concierto de hard rock melódico, enérgico, lleno de matices con estribillos pegadizos que se acaban cantando aunque no se hubieran escuchado nunca los temas, y con una gran calidad en la ejecutoria de los músicos del grupo.
Basados en la espectacular pegada del batería Uwe Mayer, que parecía un clon de Mickey Dee, y que fue el más destacado, (sí, sí, el batería el más destacado en un grupo de Hard melódico) apoyado por el correcto bajista Winny Zurekk; secundados por una buena voz muy a lo Klaus Lesmann de Frank Breuninger, bien arropada por los coros del excéntrico guitarrista Stefen Doll (que parecía un cruce entre el cantante y guitarrista de Green Day y los Beach Boys, eso sí, tocando bastante mejor que el amigo B.J. Amstrong) y del buen teclista italo-germano Claudio Nobile, que también apoyó mucho en los coros.
En cuanto a los temas sonaron mucho a las bandas que hemos tenido ocasión de ver en festivales Gods of AOR de Inglaterra, tipo Newman o Norway, y con el toque germano de los Bonfire más melódicos, pero con una gran dosis de pegada, lo que una vez más me hacer hablar de mis sentimientos que me llevaron a aquellos fantásticos festivales británicos. Basaron el repertorio en su tercer y último trabajo hasta la fecha, “Living & Dying” que presentaban para la ocasión, con cortes realmente notables como el tema título, las súper pegadizas “Save Our Souls”, “Cute Little Lies” o “Play The Game”, acompañadas de algunas anteriores como la brillante “Bartimaeus” o la buenísima “Judgement Day”. Casi una hora de magnífico aperitivo para el plato fuerte de la noche.Tras alguna que otra cerveza más, con el tiempo justo para cambiar el equipo, (batería completa incluida), empezó a sonar enlatada la archifamosa música country del anuncio de Marlboro como alusión al aire western que han querido darle a su último trabajo los protagonistas de la noche, los británicos THUNDER. Una banda que tuvo su merecidísimo reconocimiento a principios de los 90s con sus dos primeros álbumes, y que luego incomprensiblemente han quedado en una banda de culto, cuando han tocado en sitios como Donington o el Hammersmith Odeon. Pero en fin, ya sabemos todos lo que pasó con el gusto del público a mediados de los 90s y con la actitud de muchas bandas; lo del público por desgracia es muy difícil de recuperar en toda su dimensión, pero afortunadamente aun hay bandas en la brecha, como la que nos ocupa, que siguen dando todo el buen hard rock que llevan dentro y publicando interesantísimos trabajos a pesar del paso del tiempo. Al ser la primera vez que les veía en directo y por lo expuesto anteriormente en cuanto al paso del tiempo, tenía un cierto temor de cómo iban a responder; pero desde el primer guitarrazo con flying V roja de Luke Morley todos mis temores quedaron atrás y disfruté como un poseso de una enorme actuación de una banda con tablas, calidad, carisma, entrega, en fin, podría tirarme así un buen rato y tampoco es plan. Ya he mencionado al Señor Morley, y lo hago en primer lugar porque es el que más me llamó la atención del grupo, el auténtico líder además de compositor principal y director de esta perfecta orquesta que es Thunder, desprende feeling y calidad en cada una de las notas de su guitarra, entregándose de principio a fin. Tampoco le anda a la zaga Ben Mathews, que además de apoyarle perfectamente con su guitarra también se encarga de los teclados, aunque no demasiado en este concierto. El bajista Chris Child pone la sobriedad como contrapunto a la locura del batería Harry James, ¡madre mía como está de colgao el amigo!, eso sí, tocando los dos muy bien. Pero claro, Thunder no serían Thunder sin la voz de Danny Bowes, y que pedazo voz y que carisma que derrochaba en cada uno de sus movimientos, continuamente incitando al público, con constantes gestos de complicidad con sus compañeros y reafirmándose como una de las grandes voces del hard británico surgidas a la estela de Paul Rodgers. Y eso que luego nos enteramos que había cantado afectado por un virus en su garganta, si llega a estar en plenitud de condiciones no se que hubiera sido aquello.
Todo en conjunto sonó perfecto, poderoso y limpio, con clase y fuerza. Los temas fueron cayendo uno tras otro sin apenas respiro, desde clásicos como “Backstreet Symphony”, “Higher Ground” o “River Of Pain” que sonaron de muerte, hasta temas de su última entrega “The Magnificent Seventh”, como el single “I Love You More Than Rock & Roll” que sonó magnífica, o la no menos buena “Amy’s On The Run”. Hubo momentos realmente grandiosos y emotivos como cuando sonaron “Low Life In High Places” con ese cambio de ritmo matador de acústica a eléctrica que Morley ejecutó con maestría, o “Love Walked In” que fue una exhibición a cargo de Bowes, sin olvidar por supuesto el cierre glorioso con la extensa versión de “Dirty Love” en la que nos hinchamos a cantar el estribillo (todavía tengo metido en la cabeza el “na na na na na na”) y donde el propio Bowes se dejó el resto junto a la concurrencia a la que consiguieron levantar definitivamente.
Despedida gloriosa para una gloriosa noche de Rock & Roll con mayúsculas, y que luego continuó cambiando impresiones con los chicos de las dos bandas durante un buen rato lleno de amabilidad y simpatía por parte de todos. Gracias a la novia del guitarrista de Dark Sky (creo que su nombre era Barbel, pero nosotros la rebautizamos como Maribel), un encanto de chica que además hablaba español perfectamente y que nos consiguió los pases de backstage para estar compartiendo ese buen rato con los músicos de las dos bandas, y gracias a todos los que conocimos en Berlín y que tan bien nos trataron.
De lo que nos contaron Thunder tras el show, pues lo de siempre, que están deseando venir a tocar a España (creo que al menos en Madrid meterían el doble de lo que metieron en Berlín, promotores a ponerse las pilas), que vienen mucho a veranear por aquí, y que ya están componiendo para un nuevo disco, que según decían Ben Mathews y Luke Morley va a ser aun mejor que este último. Lógico. Lo dicho, una gran noche de las que tardaremos mucho tiempo en olvidar, esperemos que se repita pronto por aquí.
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